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Es curioso. Tanta tecnología, tanta parafernalia, y al final lo que importa es tan otra cosa...

Es de noche. Siglo 21. Febrero 2006, dos veinte y siete de la mañana. A mi disposición hay decenas de canales de TV, mi teléfono GSM está conectado a mi computador por Bluetooth, el cual por Wi-Fi habla con la Internet, tengo siete direcciones de correo, puedo hablar por ICQ, Yahoo, MSN y GTalk, enviar y recibir email con textos, fotos y hasta video, acceder a millones de sitios web, oir radio de todas partes. También hay un teléfono de red fija por el cual podría llamar a cualquier parte del mundo... entonces, por qué me siento sólo?

(silencio)

Hmm no está tan mal esto... menos mal que me siento sólo! He estado todo el día conectado, enlazado con cuatro países, interactuando con decenas de personas en relación a cosas que van a pasar el 2006 y el 2007. Tan saturado estoy de tanta conexión, de tanta velocidad, de tanto ancho de banda, que no quiero ver las noticias, ni hablar por teléfono, ni leer Wired.

Luego. cierro los ojos y repaso las cosas del día... un rito que aprendí en un taller de capacitación Waldorf. Me relajo, el espacio que me rodea pasa a segundo plano. Me acuerdo de lo que he hecho, las cosas que han pasado... reflexiono, pienso y siento lo logrado, lo avanzado... y de pronto mi consciencia se extiende, se expande en varios ejes; trasciende el tiempo y va hacia atrás en los dias previos y el trabajo que he estado haciendo, hacia adelante en los dias que vienen; trasciende el espacio y va hacia el oeste con mi familia, hacia el norte con más familia y la gira... y hacia el sur... y de pronto ya no me siento sólo. Mi vida tiene sentido.

Es como lo que pasa con la música: no importa tanto el rango dinámico, la respuesta de frecuencias, el tipo de consola ni lo caro de la reverb, lo que importa es que lo suena signifique algo. Quiero que todos los contactos que tengo en todas estas plataformas signifiquen, sean, se sientan. Creo que lo voy logrando, pero creo que hay que tener cuidado y no transformarse en un robot. 


Y sí, a algunos echo de menos.

Good night, world.

Post: Esto terminó teniendo algo así como una segunda parte: El Zeitgeist de la Web social: cada vez más "amigos" y cada vez más solos.

Ignacio Rodríguez de Rementería