Ignacio Rodríguez de Rementería

OpenMesh Project: La Internet paralela prácticamente incensurable

La tecnología existe desde hace tiempo, y la teoría incluso se ha puesto en práctica en dispositivos como el OLPC y algunas redes que se autosanan. Pero esta es la primera vez que habrá una versión común, descargable y escalable de Internet "mesh" o enmallada para usuarios finales.

Shervin Pishevar lo resume en la siguiente frase: "los humanos son los routers". Mediante una iniciativa llamada OpenMesh. La idea es que sea tan fácil de instalar como –por ejemplo– un plug-in para el navegador o un cliente de mensajería instantánea.

Los detalles técnicos son un tanto áridos y ya hemos abordado los conceptos antes en relación a la necesidad de una Internet pública y ;la telefonía p2p, pero la idea básica es crear una red paralela o "secundaria", donde los ciudadanos pueden conectarse entre sí y también –pero no necesariamente– con el resto de la Internet de una manera que no sea controlable por gobiernos y empresas.

Esto se hará mediante software gratuito y hardware de bajo costo, además de firmware que los usuarios con routers pueden instalar para aportar también a la red compartida. Pero la gracia de OpenMesh es que no se queda en la teoría. El proyecto ya está trabajando en ello y las habrá novedades en el corto plazo.

Eventualmente podrías participar usando tu computador y/o tu router inalámbrico doméstico, y algún día quizás también dispositivos más móviles, para formar parte y usar una red que tu gobierno no podría censurar, donde podrás comunicarte libremente para –por ejemplo– organizar acciones ciudadanas.

Es lo que necesitaban el Egipto: es lo que hoy necesitan en Libia; y si los fundadores de OpenMesh cumplen lo que prometen es lo que habrá como respaldo de la Internet en todo lugar con un poco de tecnología como la que estás usando para leer esto.

Hay más información en http://www.openmeshproject.org

Al Jazeera demuestra que hay lugar para TV y periodismo estatal

En estos días, en que industrias y plataformas de mass media en general y periodismo en particular están en crisis, se ha presentado un innegable ejemplo de excelencia periodística.

No ha sido CNN, ni BBC, ni Fox News ni CBS, no han sido The Guardian ni The New York Times ni Le Monde; las imágenes, sonidos, comentarios y análisis que han dado la vuelta al mundo para informar sobre la revuelta popular en Egipto han sido principalmente de Al Jazeera, para sorpresa de muchos, un canal de TV del Estado de Quatar.

Todos quienes tenemos relación con el oficio de comunicar lo sabemos, no es ningún secreto que hay una crisis. El periodismo, que gracias a su venta en paquete con el soporte físico (papel, distribución, TV, radio) podía hasta hace poco financiarse mediante combinaciones de pago directo y publicidad, se ha visto des-agregado gracias a la masividad de la Internet.

Como respuesta, algunas empresas periodísticas intentan financiarse en Web con venta de publicidad, pero las áreas comerciales no han logrado explotar bien dicha posibilidad. Otras, en busca de replicar un modelo como el del periódico de papel, intentan cobrar por sus contenidos.

Pero hay una tercera vía, sobre la cual dichas empresas y sus asesores no suelen hablar en público: el financiamiento estatal.

Las actividades relevantes para la sociedad, cuando no pueden ser solucionadas por el mercado, deben ser abordadas por el Estado en pro del interés común. Eso es un consenso entre casi todas las ideologías políticas que gobiernan el mundo hoy. Resulta coherente entonces, que si el periodismo ha dejado de ser un buen negocio para privados, el Estado debe asumirlo como una actividad a financiar.

Naturalmente, cada vez que se menciona la idea de hacer periodismo financiado por el Estado, especialmente en provincias dominadas por el neoliberalismo, expertos ponen el grito en el cielo, que el periodismo tiene que ser independiente, que los gobiernos intervienen el contenido, etc., como si el periodismo financiado por intereses privados pudiera ser más objetivo, libre del interés de avisadores, propietarios, etc.

En contreto, cualquiera que haya visto la cobertura de Al Jazeera sobre lo ocurrido en Egipto no podrá negar el periodismo de excelencia, comprometido con informar, dando espacio a todas las partes, respetando fuentes, atribuciones, haciendo curaduría de contenidos ciudadanos e incluso cediendo su material con licencia Creative Commons.

Se están acabando los argumentos en contra. Quizás en otra escala, con otros énfasis, pero se hace evidente –especialmente viendo la precaria calidad del periodismo a merced del mercado– que en estas comarcas hace falta una TV estatal dedicada a informar y educar.

Por cierto, también creo que hay espacio para que haya más TV privada, incluso TV de guerrilla, una cosa no quita la otra, pero necesitamos como complemento una buena TV pública, cosa que hoy no tenemos.