Ignacio Rodríguez de Rementería

La próxima jugada de Jobs: suscripciones en el "quiosco" de Apple

El Wall Street Journal y Bloomberg dicen que Apple ya está en conversaciones con editoriales para ofrecer suscripciones a diarios y revistas para el iPad a través de iTunes.

Desde el año pasado ya se podía intuir, Apple podría hacer por el video, la literatura y el periodismo lo que hizo por la música, y en cuanto al periodismo se está vislumbrado un proyecto de Apple centrado en el iPad, pero que podría abarcar toda su gama de dispositivos con iOS.

Si bien editoriales grandes y pequeñas han creado aplicaciones de sus marcas para la plataforma móvil de Apple, existe la inconveniencia de obligar una transacción para cada capítulo nuevo, no existía hasta ahora mecanismo de suscripción en la plataforma de Apple, lo cual podría cambiar en el plazo de meses, según Bloomberg.

Personalmente creo que las editoriales están equivocadas al apostar por las tablets como una manera de monetizar contenido por el cual ya compiten en gratuidad, pero la jugada de Apple de aprovechar ese movimiento y crear la posibilidad de la suscripción es hábil y podría ser aplicable no sólo a texto, también a video (series) y audio (podcasts), abriendo el camino para que vía iTunes se pague –por ejemplo– por educación a distancia.

El "quiosco" sería similar al iBookstore, pero enfocado en suscripciones en vez de fascículos individuales. Apple además estaría trabajando en tecnología para facilitar a editoriales migrar contenido desde sus plataformas de producción de impresos, agregando valor agregado mediante video HD y otros medios.

Y sí, es posible que algunos de los 160 millones de usuarios de Apple caigan en pagar por suscripciones, y eso le encantará a los conglomerados mediales, aunque sería –insisto– un respiro de corto plazo. Salvo que se ofrezca una funcionalidad muy diferente, la experiencia que entregan sitio Web en el iPad puede ser tanto o más satisfactoria que aquella ofrecida por aplicaciones nativas de contenidos.

El contrasentido al hablar de lo "viral" en medios participativos

Desde que se viene usando "viral" pare referirse al fenómeno de la propagación de contenidos vía Web que me ha molestado el término. Gracias al buen José Antonio Vargas comprendí por qué.

Según cuenta, e inspirado por el notable Henry Jenkins y en relación a Susan Boyle, la razón es muy sencilla:

En lo viral, un virus se apodera de un organismo a la fuerza, contra su voluntad, sin consentimiento. Esto es todo lo contrario a la propagación prácticamente neural que ocurre en la Web social:
"Se habla mucho de que cosas se vuelven 'virales' online. Pero 'viral' sugiere que alguien ha creado un virus y que la gente los transmite sin saberlo, como si no tuvieran la opción de hacerlo. Pero eso no es lo que realmente está pasando con Susan Boyle" dijo Jenkins a José Antonio hace más de un año.
"Lo que realmente estamos viendo con Susan Boyle de una manera potente es el poder del 'spreadability'", agregó Jenkings.
Aún no se si la mejor palabra para traducir eso es propagabilidad o esparcibilidad. Ninguna de las dos es más cómoda de decir o escribir que "viral", pero creo que ambas son más correctas.

Si un contenido es altamente esparcible y se hace presente en una plataforma con alta sociabilidad o mal llamada "2.0", ocurre algo maravilloso: los usuarios comparten lo que les interesa, lo que consideran de valor para si mismos y los demás, lo que creen o saben que sirve. Esto es es clave en la inteligencia colectiva y no tiene relación alguna con los virus.

Cuota de música chilena en radios chilenas: una buena idea

Desde el 2007 que da vueltas el proyecto de regular a concesiones radiales para que cumplan un mínimo de emisión de música local. Ahora que el proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados ha surgido un debate bastante amplio sobre el tema.

Algunos creen que es mala idea, tendrán sus argumentos, que no me han logrado explicar. Yo tengo varios argumentos a favor que expliqué en El Quinto Poder, salió un poco largo, aquí voy a resumir puntos principales:

Hacer más justas las condiciones

La música local no está en igualdad de condiciones respecto de la música instalada mundialmente: Se estima que hoy Universal, Sony y Warner controlan más del 75% del mercado musical, invierten cantidades descomunales para promocionar unos pocos productos y lo hacen a través de sus filiales de TV y radio, en una suerte de dumping y negando espacio a los que no forman parte de su negocio.

Favorecer desarrollo económico local

Cada vez que se emite por radio (y TV) el trabajo de un autor o intérprete de otro país, los derechos que se recaudan se van del nuestro, corresponden a un tipo de importación que no crea trabajo ni paga impuestos locales. Cuando se emite contenido de orígen local sucede lo contrario, se mueve la economía local y no sólo el bolsillo de autores e intérpretes.

El ejemplo canadiense: MAPL

Rush, que visita Chile por estos días, es un ejemplo de cómo una industria fortalecida ayuda a que la música se exporte. También Neil Young, Celine Dion, Adrian Belew, Bryan Adams, Daniel Lanois, Joni Mitchell y otros conocidos mundialmente han podido desarrollar sus carreras gracias a la ayuda primero impuesta pero hoy orgullosa de los medios de su país.

El proyecto local es modesto pero bienvenido

La idea no es nueva y Canadá no es una excepción. mecanismos similares existen o han existido en Argentina, Brasil, Israel, Jamaica, México y Sudáfrica. En Francia y el Reino Unido existe cuota desde hace un tiempo, y ahora se ha extendido a la Unión Europea. En la mayoría de estos casos la cuota mínima es mayor a un 25%, llegando a un 50%. Lo que se propone en Chile es sólo 20%, con distribución horaria que podría quedar en 10% de día y 10% de noche. Se estima que hoy transmiten entre 8% y 11% de música local.

Los detractores no tienen argumentos

La Asociación de Radiodifusores de Chile se ha manifestado en contra, declarando que hay "mecanismos mucho más proactivos y eficientes para estimular la difusión de música chilena", aunque no los especifican ni parecen aplicarlos.

Apelando a la ignorancia impuesta por ellos mismos sobre el contenido local, las radios dicen que la cuota les resta libertad editorial. Ellos saben y muchos también sabemos que existe música chilena del más amplio espectro, que sin estar respaldada por la promoción de los grandes sellos es de clase mundial e incluso de culto en otros países.

Copesa, la empresa de medios dueña de La Tercera y al menos cinco radios FM, también lo sabe, pero no desaprovecha su diario para decir que la cuota obligada en favor de la música chilena es una "arbitrariedad". Curiosamente Copesa nunca se ha opuesto a descuento obligado para ISaPres y AFPs de los sueldos de los chilenos, quizás esa arbitrariedad es un poco más de su interés.

Naturalmente Copesa, la ARChi y otros ligados con el negocio radial evitan mencionar que en Chile la TV de libre recepción está obligada por ley a emitir un 40% de contenido local (cuenta Gonzalo Maza).

En cualquier caso, incrementar la difusión de la música chilena vía radios y de esa forma facilitar su acceso no niega que haya también otras maneras de fortalecer la industria. Pero esta es una que ha demostrado ser efectiva repetidamente, su valor por lo tanto es indiscutible.

El mito de que la música local es mala

Esto es muy curioso, lo he visto esgrimido como uno de los argumentos. Por suerte mis aventuras en lo de componer música han sido pocas y las de interpretar menos aún, no me siento aludido y hablo más como observador:

Conozco mucha música chilena bien hecha técnicamente, significativa e interesante o simplemente entretenida estéticamente, hay de todo. Y claro, ha sido la celebrada excepción poderla oír en nuestras radios o TV. Este argumento lo que hace es darle la razón a la cuota, porque demuestra ignorancia sobre buena producción local.

Obvio que también hay música local mal hecha, fome, etc., eso sucede en todos los países e incluso entre la música producida y promocionada por los grandes sellos mundiales, pero en el estado actual de poca difusión no hay oportunidad para que la música local buena o mala compita ante la audiencia y se refine gracias a dicha competencia.

Incluso le conviene a las radios locales

La razón es evidente: la oferta de radios vía Internet, hoy una de las principales competencias de las radios, prácticamente no incluye contenido local (de aca). Incrementar la presencia de música más cercana culturalmente a la audiencia puede ayudar a las radios a conectar con su público. Eso lo comprendió la misma Copesa, que con Radio Uno demuestró que la música local puede ser incluso un buen negocio.

Una vez asumida la cuota, los programadores de radio en vez de seguir ciegamente rankings internacionales descubrirán que había una riqueza insospechada de música al alcance de la mano.

Similarmente, periodistas que cubren música descubrirán que músicos locales están mucho más alcance como fuente, para entrevistas y todo tipo de coberturas, en comparación con los de la escena extranjera. No más viajes a Londres, menores costos para el periodismo, mejor negocio para los medios.

Al final del día es un asunto bastante simple. Los dueños de las radios insisten en que quieren tocar música chilena y que no necesitan una ley, entonces su posiciñon no resiste lógica: si las radios realmente quisieran transmitir >20% de música chilena, pasarían tres cosas: (1) ya lo harían, y (2) no necesitariamos una ley de cuotas para que lo hagan y (3) la ley no les afectaría en lo más mínimo.

No me quiero extender demasiado, si el tema te interesa en profundidad puedes leer lo que escribí en El Quinto Poder, pero sí quiero aprovechar de citar algunos comentarios y contestar algunas preguntas que surgieron en Twitter sobre el tema:

@earriagada: "esa restricción limita capacidad de segmentación de un medio, su libertad para diferenciarse, condiciona al análogo y no al otro".
Respuesta: hay música local suficiente para la más amplia segmentación, además con música local o del mundo las radios no pueden competir con la segmentación que hay en Internet, por ej. la red de AOL/Shoutcast tiene más de 30 mil canales.
@nicorojasc: "Si no toco música, tengo la obligación? pongo la música entre 3 y 5 de la mañana?"
Respuesta: En Canadá eso se solucionó definiendo un horario para cumplir la cuota. En el proyecto chileno se propone su distribución en dos franjas, lo cual podría quedar en algo así como 10% diurno y 10% nocturno.
@jamestica: "independiente de calidad no me parece que nos tengan que decir que escuchar, menos en un estado democrático y mas aún en uno que cree en el libre mercado y su autoregulación".
Respuesta: Concesiones radiales consisten en la asignación de un bien de uso público para la prestación de un servicio comercial. En función del desarrollo social, es natural que Estado como socio tenga injerencia en cómo se usa. Si un radiodifusor no está conforme con las condiciones de esta sociedad, tiene libertad para emitir por otras vías: por ejemplo puede pagar distribución de su programación vía Internet o satélite. Desde el punto de vista del usuario lo mismo: la radio de libre recepción no es la única manera de acceder a música, hay varias otras y todos estamos en libertad de pagar por ellas. Por otra parte, la radio ya te está diciendo qué escuchar.
También algunas opiniones a favor interesantes:

@PatriciaReichel: "esto tambien ayudara a que haya mejor musica chilena y mas competencia, es motivador".

@pmorrisk: "apoyo ley del 20% de música chilena. a veces hay que intencionar con políticas públicas bienes comunes que el mercado no genera por sí solo".

@carolaurrejola: "Yo sólo sé que la poca valoración de la música chilena es dramática. Y que países con cultura musical densa tienen cuotas".

@pablobello: "No conozco el proyecto en detalle, pero en principio estoy de acuerdo con una cuota para la música chilena".

En fin, la conversación aún está abierta, el proyecto está en curso y podría recibir indicaciones antes de su aprobación final en el Senado chileno. Hay bastante opinión reactiva dando vueltas, quizás falta más reflexión y antecedentes, porque el tema no ha sido tratado con mucho detalle por los medios de comunicación tradicionales. Por supuesto eso no debe tener relación alguna con que los medios tradicionales y sus periodistas especializados en música tengan intereses involucrados, cierto?

Explicito mi interés: trabajo en el ámbito de la producción musical y soy titular de derechos de autor de canciones.