Ignacio Rodríguez de Rementería

¿Es correcto que EEUU tenga más control sobre la Internet que cualquier otro país?

Mediante un proyecto de ley en trámite frente al Senado de Estados Unidos por el independiente Joe Lieberman, la presidencia de dicho país adquiriría el poder de apagar o controlar la Internet en caso de emergencia. Ello amenaza la forma actual de la Internet, creando las bases para una posible fragmentación.

Intentaré explicar por qué creo eso:

La definición básica de la Internet es ser un conjunto de nodos, cualquiera de los cuales se puede comunicar con cualquier otro, y si bien el protocolo Internet (IP) es bastante robusto a fallas al permitir rutas múltiples de comunicación, hay dos elementos clave sin los cuales esto no es posible:

Por un lado, las direcciones IP, que se van relacionando en forma dinámica o fija a cada dispositivo conectado a la red, deben ser asignadas y publicitadas para ser ruteables, de manera que un paquete de datos pueda encontrar su destino. Esta funcionalidad depende de una entidad con base en Estados Unidos llamada ARIN (American Registry for Internet Numbers).

Por otra parte, la designación de nombres, una funcionalidad conocida como el DNS (Domain Name System) es también fundamental al relacionar los números de red (a cargo de ARIN) con nombres recordables por seres humanos. Esta funcionalidad está a cargo de otra organización también basada en Estados Unidos llamada ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers). Si bien la adminstración de los nombres por país puede estar a cargo de entidades en cada país (ej: para .cl NIC Chile), para que las direcciones generales de cada país sean válidas y encontrables desde toda la Internet el dominio general (conocido como TLD, por ejemplo para Chile el TLD es .cl) debe ser habilitado por ICANN.

Al estar ambos organismos ubicados física y legalmente dentro de Estados Unidos, quedarían vulnerables a ser controladas totalmente por el gobierno de dicho país, lo cual resulta bastante grave.

Por ejemplo http://blog.canal.cl/ en este momento está asignado a la dirección IP 74.125.47.121. Si el nombre fuera desactivado por ICANN o el número IP fuera desactivado por ARIN, el sitio dejaría de estar accesible y toda la funcionalidad asociada a él dejaría de existir (en este caso, un sitio web, en otros casos podría ser un sistema de correo, un servicio de voz sobre IP, etc.).

Que uno o dos sitios desaparezcan de la Internet puede no ser muy importante, pero ARIN y ICANN pueden desactivar grandes bloques de direcciones y dominios de un país completo.

Adicionalmente a la posibilidad de que EEUU tenga mecanismos funcionales para censurar la Internet en función de su interés como país (que todos sabemos termina siendo más el interés de los que manejan el país), está la dependencia física.

No puede ser que una infraestructura cada vez más crítica para gobierno, negocios y ciudadanos dependa tanto de lo que sucede en otro país. ¿Qué pasa si se caen varios enlaces internacionales a la vez y un país queda descolgado de EEUU? ¿Seguirán funcionando todos los servicios públicos, teléfonos IP, cajeros automáticos y medios de comunicación? La respuesta es que probablemente no; ¿Qué pasaría en los hospitales, bancos, colegios y hogares? Eso es algo que debería preocupar a todos los gobiernos del mundo, no sólo al de EEUU.

Pero quisiera hacer hincapié en que aquí no hay solo un tema físico. Independiente de las fallas de infraestructura que pudieran ocurrir en caso de desastres naturales o conflictos bélicos, queda el hecho de que aunque un país esté interconectado con varios otros, EEUU hoy tiene la posibilidad técnica de apagar partes de la Internet a su antojo, simplemente modificando las rutas y definiendo que un dominio o un bloque de direcciones IP o AS (número de sistema autónomo) no funcionen. Ningún país debería tener ese poder sobre otro, así como hoy ningún país puede desactivar los números telefónicos de otro.

Países que no quieran que su infraestructura de telecomunicaciones dependa de otros países deberían revisar cómo se estructura su Internet, de manera que sus números IP y servicios de nombres puedan seguir funcionando en caso de una desconexión total y también en caso de conflicto con algún país en particular, especialmente con EEUU. La dependencia actual es inaceptable.

Cómo asuntos de accesibilidad afectan la arquitectura de la información

Al diseñar sistemas, aplicaciones, sitios web, etc., la accesibilidad debe ser tomada en consideración desde antes que se dibuje la primera línea en papel. En su contribución a la European Summit 2009 en Copenhaguen, Olga Revilla ha contribuido con consejos relevantes para cumplir con WCAG 2.0 durante el proceso de arquitectura de una aplicación web.


La presentación de Olga se complementa con un texto explicativo en Itakora.com, por ahora en inglés pero que esperemos pronto aparezca también en castellano.

¿debemos creerle a los twiteros "influyentes" cuando mencionan marcas?

Una de las cosas buenas de la intensa socialización que está teniendo lugar vía web es que las recomendaciones de personas nos pueden ayudar a tomar decisiones inteligentes a los usuarios. Pero ¿qué pasa cuando hay intereses que intervienen en estas recomendaciones?

La red social vía web se comporta en forma similar a una red neural, nos acerca datos relevantes como filtro inteligente. Ello es disruptivo con la publicidad tradicional y permite que efectivamente influya más la calidad de un producto -experimentada y comunicada por otros- que el marketing masivo, normalmente alejado del producto mismo.

Esta tendencia es beneficiosa para usuarios y también para empresas que la entienden, y que conciben sus productos con estrategia de largo plazo y diseño centrado en la experiencia del usuario.

Sin embargo, y como suele pasar en cualquier proceso de cambio, hay quienes no comprenden el valor de esto o privilegian más el corto plazo. Se ve que hay publicistas, empresas y personas que centran sus esfuerzos en vender influencia, a veces sin saber que están cayendo en ese juego, o a veces sabiendo perfectamente.

Veamos el contexto chileno: en un país de tan pocos habitantes, la influencia que pueden ejercer usuarios de Twitter con más de 10 mil followers no es despreciable. Junta a 100 twiteros con promedio de 3 mil followers y tendrás al menos unas tres menciones por cada uno, vale decir tu marca recibirá casi un millón de contactos. Si los juntas gratis, negocio redondo. Si te cuesta US$1000 entre el cóctel y un teléfono para sortear entre los asistentes, buen negocio igual, no es un mal CPM.

De esta reflexión nos pueden surgir varias preguntas interesantes:

Hay gente que viene del ámbito y tiene formación comunicacional, por lo tanto algo puede saber de ética comunicacional. Pero hay mucha que no, ¿el usuario de Twitter q tiene miles de followers, comprende la responsabilidad y el valor que ello implica?

Dada la inevitable presión mediante regalos, préstamos, pagos o posibles empleos, ¿podemos creer a priori las menciones positivas de marcas a un usario que tiene 25 mil lectores? Recordemos que hay diarios de circulación nacional que tienen menos tiraje que eso.

Por lo tanto, ¿deberíamos exigir a quienes mencionan marcas, que clarifiquen su relación con ellas? Es interesante lo que ha sucedido en Estados Unidos, donde el gobierno federal está exigiendo a blogs este tipo de clarificación y aplicando multas cuando no se transparentan los intereses. ¿Podría aplicarse dicha norma a Twitter?

Mi problema es que le estoy dejando de creer a algunos twiteros, y me pregunto si en vez de una plataforma para la inteligencia colectiva podríamos estar convirtiendo a Twitter en una nueva plataforma para la estupidez colectiva.

Twitter al rescate: tweets promocionados

Por estos días Twitter está lanzando la venta de publicidad sobre su plataforma. El primer ejemplo es Toy Story 3, contratada por Disney, que aparece en la lista de trending topics o tópicos moda.

Independiente de que hay transgresión de lenguaje al inyectarse un aviso allí que no necesariamente es moda entre usuarios, la empresa ha prometido que si no se produce la resonancia, una combinación de click-throughs, RTs y otras métricas, los avisos promocionados de esa forma desaparecerán rápidamente.

Pero lo bueno de los promoted tweets es que están debidamente contextualizados, no hay confusión para el usuario entre lo que es y no es publicidad contratada, un ejemplo a seguir y lección para aprender por quienes han puesto a la venta su opinión en blogs, Twitter, etc. sin transparentarlo.

Actualización: más sobre este tema en un post reciente, donde propongo una solución, el RT.

La democracia "2.0" real no será un blog donde opinar o votar, será una plataforma donde participar y decidir

Crisis democrática, tendencia mundial y local: poca gente vota. ¿Por qué? varias hipótesis se conversan: una que me identifica -a pesar de que voto- es la sensación de que el voto incide muy poco en nuestra realidad, y enfrentados diaramente a tantas nuevas y cómodas formas de interactuar, esa forma de interacción nos resulta obsoleta.

La solución: una nueva forma de interacción soberana para la participación democrática, pues no es suficiente con votar una vez cada ciertos años.

Tampoco es suficiente que partidos políticos tengan blogs, usen Twitter o hagan reuniones por Skype. Esas son maneras más baratas y veloces de hacer lo que hacían antes, aunque incrementan las posibilidades de expresión y participación partidista no son un cambio cualitativo como el que experimentan otros procesos de nuestra sociedad.

Comprar productos, informarnos, operar con nuestro dinero y otras acciones cotidianas se están haciendo cada vez más fáciles gracias a la Web, la masificación del acceso y el perfeccionamiento de la tecnología de comunicación interactiva está cambiando la vida de nuestra sociedad.

No hay ninguna razón para que está tendencia no pueda aplicarse a la participación democrática. La verdadera "democracia 2.0" ocurrirá cuando ciudadanos puedan decidir todos los días sobre materias del Estado, una posibilidad técnicamente implementable hoy.

Naturalmente estoy siendo un tanto ingenuo, claro que hay razones: los que hoy concentran poder bajo excusa de representación no querrán deshacerse de él fácilmente. Pero no importa, a medida que el concepto de incremento de participación real se vaya viralizando, tendrá que ser acogido por la oposición como una promesa. Un camino gradual pero inevitable.

Hay una acción en El Quinto Poder relacionada con esta idea, creación de una plataforma y reforma constitucional para que ciudadanos participemos de manera voluntaria, informada y soberana en decisiones del Estado.