Ignacio Rodríguez de Rementería

¿Qué es arte?

¿Qué es arte? No parece algo fácil de definir. Recuerdo ese artefacto maravilloso de Parra... se trataba de dos guías telefónicas: las páginas blancas y las amarillas. Las amarillas tenían un rótulo: "Todos los ladrones de Santiago"... mientras que sobre las blancas decía "Todos los artistas de Santiago".

Para informarme directo de la fuente hablé con dos artistas: una es mi mamá, que se apresuró a decirme sencillamente y a quemaropa, que el "arte es un oficio, como cualquier otro, como ser gásfiter". Le pregunté si entonces la decoración es arte y su respuesta cautelosa fue "puede ser". Luego la dejé pensar un poco más y ante mi pregunta de si el arte está circunscrita a un espacio o a una cosa ritual dijo... "arte es no necesariamente lo que consigue más espacio y hace mas muestras, si no lo que es más verdad". Mas confundido aún que antes (y eso que había hablado con mi madre y no con con su ex marido Justo Pastor Mellado), me dispuse a preuguntarle a una artista que conozco, por Messenger. Esta es la transcripción de la conversación:

agolpados en instante violáceo says:
el arte es todo lo que el artista inscribe dentro del espacio del arte, llamese este espacio museos, galerias, libros, auditorios o espacios intimos pero dotados de la solemnidad del mostrar

 µнаута says:
Es como tautológico, no? Del momento en que lo define en función del artista...

agolpados en instante violáceo says:
no hay arte si este no es mostrado a otros, no hay arte sin artista creo yo. Ahora, si yo (artista), pongo un objeto x en un museo transformo ese objeto en arte. Es muy simple

 µнаута says:
Es como decir que no hay artista sin arte... es como decir que no hay voz sin aire o foto sin imagen... mi pregunta apunta a algo más del significado. En la sociedad, ante los otros, etc. Si yo ahora estoy hablando contigo, expresándote cosas, según tu definición estaría haciendo arte.

agolpados en instante violáceo says:
aaaa pero es que la palabra arte esta muy manoseada

 µнаута says:
Lo se.

agolpados en instante violáceo says:
no!

 µнаута says:
Busco una definición sencilla también... pero un poco menos abierta.

agolpados en instante violáceo says:
si tu imprimes esta conversacion y la inscribes dentro del espacio del arte esta conversacion se transforma en arte o en un gesto artistico mas bien

 µнаута says:
Ya. Pero eso sucede, o puede suceder, porque toma un significado diferente? Más denso?, o el punto es el rito social de exponer, lo que hace la diferencia?

agolpados en instante violáceo says:
mmm es que yo creo que el arte es eso, lo ke te dije, esa ecuacion...ahora el espacio del arte actualmente esta tan distorcionado que hasta una pagina en internet puede ser un espacio de exposicion

agolpados en instante violáceo says:
Si le haces la pregunta ¿que es arte? a un pintor academico tal ves te salga con esta respuesta: "toda expresión humana realizada con sentimiento" lo cual deja todo arte configurado desde la sesura afuera...de echo la academia odia el arte que considera artista incluso a aquel que no tiene manos. Al final todo pasa por el gusto personal...a mi me gusta el arte con pasion, sentimiento algo viceral...pero no niego como arte todo el arte reflexivo o distante...en lo visual podria darte ejemplos

 µнаута says:
Te voy entendiendo, pero no me voy acercando a una definición en palabras. La cosa es que no se si estoy diciendo bien algo que quiero decir en algo que escribí... porque no le pego mucho e estos temas así que ando como investigando el asunto.

agolpados en instante violáceo says:
...a veces la gente ve arte que no entiende y dice "esto no es arte", pero en realidad aunque sea una obra fome, fea o no entendida, si está dentro del espacio del arte es arte y no hay nada que se le pueda hacer

 µнаута says:
El "espacio del arte" vendría a ser entonces una construcción social, o ritual? un medio? De alguna manera el artista dice "estoy haciendo arte", no? Ya sea por la manera de expresar, por la forma de difundir. Sea bueno, malo, se entiendo o no se entienda hay un switch... ... como decir, "ahora hablo", puedo decir, "ahora arteo".

agolpados en instante violáceo says:
exacto. Y que sea arte no es una cualidad bacan... onda no es un cumplido que alguien te diga "hey lo tuyo es arte, felicitaciones". siempre es arte

 µнаута says:
Entiendo.

agolpados en instante violáceo says:
dentro del arte hay terminos que se ocupan de distinta manera segun estemos en la era moderna, renacentista, etc. No siempre se habla de lo mismo. Por ejemplo hoy es muy ingenuo hablar de inspiración. El artista ya no recibe un rayo divino que maneja su mano en pos de una obra magnifica, el artista ya no es ingenuo ni se sorprende de su resultado, sabe lo que hace de antemano

 µнаута says:
A veces se sorprende, por lo que he observado y experimentado, pero entiendo a lo que vas... como una manera profesional de verlo, alejado de cualquier idea de generación espontánea, transductuva, metafísica, etc.

agolpados en instante violáceo says:
exacto...el termino inspiracion quedó fuera del proceso creativo...eso si, yo creo que siempre hay un sobrecogimiento antes de hacer obra, algo que nos mueve desde la guata....pero no es metafisico, todo lo contrario

Me pareció coherente esta manera de verlo, especialmente porque establece un marco no juzgativo y prácticamente tautológico, al decir que el artista es quién establece, por decisión, lo que colocal en la sociedad como arte. Tiene que ver con un hacer en la sociedad bien concreto, tan así que podríamos definir un verbo cotidiano, así como decimos "caminar, hablar, comer" podríamos también decir "artear". A mi me resulta cómodo verlo así, y parece coherente con lo que he experientado.

Y la publicidad?

N. del E., aquí la palabra correcta al parecer habría sido "promoción" o "propaganda" y no "publicidad", pero no editaré el artículo para que se entienda la discusión posterior.

Pero hay un punto importante que no queda aclarado: la publicidad, ¿es arte o no es arte? Así como el artista dice "yo arteo", ¿puede el publicista decir lo mismo?

Si pienso tanto en lo que dijo Parra como en lo que dice mi mamá, pareciera que no. Pero me gustaría contar con una definición menos arbitraria. Siguiendo con la lógica de poner el foco en las intencionalidades, propongo entonces el siguiente marco: si lo que se hace es predominantemente expresivo (lo que no le quita la posibilidad de ser decorativo o o tener otras funcionalidades independtines de lo expresivo), entonces puede ser arte. Ahora bien, ¿qué pasa si yo creo un objeto o llevo a cabo una acción que tiene la función de vender algo, de promover un producto o servicio? ¿Estoy haciendo arte? Supongo que la respuesta, nuevamente, la podemos buscar en las motivaciones que están operando. Si parte de mi motivación es vender, entonces estoy haciendo publicidad. Ahora bien, puede ser las dos cosas? Yo pienso que no, pues mientras más efectivamente publicitario es algo, más eficientemente debe se función expresiva estar condicionada por crear la necesidad de adquisicióno, por lo tanto mientras "mejor" la publicidad, más del ancho de banda del objeto o acción está tomado por esa función. Aunque haya predominancia en los expresivo pero una leve intención de vender, vemos que el mensaje asociado a lo publicitario está difrazado en lo expresivo, lo que constituye una perversión comunicacional. Entonces la expresión de un mensaje honesto y la expresión de un mensaje vendedor son no sólo inversamente proporcionales si no mutuamente excluyentes, o sea el arte y la publicidad resultan contrarios, y no complementarios. Esto no significa que no hayan maneras de explotar el arte comercialmente y de que el arte explote a su vez lo comercial. Sin duda que son actividades que se pueden combinar, pero siempre que el mensaje no esté interferido, lo que es arte es arte y ha de ser enunciado como tal, y similarmente lo que es publicidad es publicidad, aunque intente disfrazarse como arte.

La crisis valórica

Todo estaría perfecto entonces, si la publicidad no intentara disfrazarse de arte, pero lo hace. Y lo hace porque detrás hay un conjunto de valores, promovidos por la tendencia neoliberal, de que es más importante vender que decir la verdad. Y no sólo pasa en el arte. Esta transgresión también se puede observar en los medios de comunicación, bajo un esquema conocido como "publireportaje", donde en un contexto periodístico se presenta a un producto de una manera que parece ser objetiva, editorial, pero que no lo es pues el fabricante, representante o publicista de ese producto está pagando al medio de comunicación en cuestión. En cuanto al cine, las telenovelas y otras manifestaciones audiovisuales, el "placement" es una fórmula conocida, en que se incrustan productos dentro del contenido. En ambos casos, se corre el riesgo de que el público no se percate de que está en presencia de un publireportaje y un placement, lo que es considerado un éxito por los publicistas, pero que yo considero una perversión comunicacional.

¿Cómo podemos hacer para contrarestar estas transgresiones, para evitar que sigan prostituyendo al arte, la entretención y las noticias? Esta vez, a diferencia del artículo de hace un par de semanas en que me declaraba incompetente y cedía el micrófono pidiendo auxilio, he trabajado un poco más y pensado en algunas cosas que podemos hacer, gente como tu, como yo, ciudadanos común y correintes, para hacer algo al respecto. Propongo:

Blogear: Un poco obvio no? Pero digno de mencionar. Aquí estamos hablando del tema, expresándonos, comentando, preguntándonos y aventurando respuestas. En la medida en que hacemos estos ejercicios, creamos consciencia, y hacemos que el placement, el publireportaje, el arte interferido y la publicidad disfrazada no pasen tan desapercibidos, en el sentido de que sean percibidos como lo que realmente son y disminuya su efecto. También, al aportar contenido a la metacorteza que no está interferido por más intereses que la expresión, estadísticamente hacemos una contraparte, variamos un poco la proporción.


Educar: Es un poco lo mismo, pero digno de mencionar también. Tenemos hijos, padres, amigos, gente que nos rodeo y que nos escucha, que confía en nuestro juicio y si decimos "bah, pareciera que ésto es un publireportaje" o "esto no es arte" abrirán un poco más su mente. Similarmente al acto de blogear, señalar y hablar de estas situaciones puede de hecho disminuir su perversa efectividad, así de a poco le vamos sacando la mecha a la bomba.

Resistir: Esto es a veces difícil. Un ejemplo: al momento de escribir el presente artículo, mi presupuesto mensual medible, imponible, oficial, etc. a penas alcanza. Sin embargo, no me arrepiento de haber rechazado un ofrecimiento laboral en una agencia de publicidad. Es cierto que para mi no es tan difícile resistir, pues no tengo hijos, tengo donde estar, tengo algunos beneficios como derechos de autor, PRAIS y varios otros accidentes. Pero igual me cuesta a veces, no tener plata para visitar a mis familiares en otros países, no poder hacer regalos caros, no tener vacaciones lejos, automóvil y otros lujos. Este es un punto importante que quería tocar, pues alguien me dijo que le daba rabia mi crítica las Isapres y AFPs. No es necesario que todos nos cambiemos a FONASA, ni menos que obliguemos a quienes dependen de nosotros a hacer un apostalado. Pero a veces hay pequeñas cosas que podemos ir a haciendo para hacer pequeñas diferencias, como preferir productos que no hacen publicidad encubierta.

Estoy seguro que a más de alguien se le ocurrirán otras cosas, y que también mas de una persona me rebatirá lo dicho, y con argumentos de peso. Nuevamente entonces, agradezco la atención e invito a los comensales a transformase en comentantes.

El país y la música y el miedo. ¿Qué hacer?

Me duele el país y el arte. Me duele la música. Parece que, como dijo Gonzalo Rojas, ya no necesitamos prostíbulos porque "el mundo es un prostíbulo". Y en el megaprostíbulo no va quedando mucho espacio y los artistas lo pasan mal.

Veo veo...

Veo un país donde nos sentimos inseguros, los medios de comunicación convencen que la delincuencia es cada vez mayor, y no mencionan que crece menos que la población, o sea en realidad el problema es cada vez menor.

Un país donde el derecho a la educación y a la salud se han transformado en derecho a endeudarse, con los mismos privados que tienen derecho de usar nuestros ahorros previsionales y cotizaciones de salud para enriquecerse, y no podemos evitarlo porque es obligatorio.


Un país de significativos contrastes socioeconómicos y culturales, donde las contradicciones morales propias del capitalismo y el catolicismo están críticas y quienes se dedican a hacer negocios tampoco tienen mucho interés en cosas que no sean lucrativas, por ejemplo el arte.

País donde, por lo tanto, trabajar en el ámbito artístico suele ser un apostolado, para quien no desea prostituir su talentos y contar con la posiblidad de tener vidas normales, criar hijos, darles educación, asegurarles la salud...

... y así se va cerrando el círculo. Y el país le pertenece cada vez más al libre mercado y a los quehaceres neoliberales, mientras que el Inti-Illimani o lo que queda de él estrena su nuevo disco en el "mall" de un barrio donde vive gente que le dice "centro" a Providencia, y un compañero de curso que estudió para hacer discos trabaja en Johnson's vendiendo pantalones de poliester por el sueldo mínimo más comisiones.

Curiosamente, los privados que lucran con nuestros ahorros tienden a ser los mismos dueños de los medios de comunicación que fomentan la inseguridad... mismos que prefieren comprar contenido extranjero que invertir en lo local, con el auspicio de las multitiendas –también son de ellos mismos– onvenciéndonos de comprar más, de endeudarnos más, con ellos mismos.

Por eso no me sorprende lo que viví el otro día, en el contexto de la producción de un álbum.

Uno pensaría que el momento iba a ser maravilloso, concentración casi Zen, entusiasmo casi festivo. Grabar con buena infraestructura, arte que no está condicionado por la leyes de mercado, con material ensayado, de un autor significativo, un proyecto para sentirse orgulloso de ser parte. Pero una vez en el estudio, con todo listo para apretar el botón rojo, de pronto todo se sintió diferente. Por qué? Porque hay algo que está mal.

Es algo como lo que se siente a fin de mes en el paradero 14 un día jueves a las 19:25, especialmente en la época pre-navideña, algo como lo que sienten los estudiantes cuando se enteran de que van a ser padres, algo que no se dice, algo de lo cual no se habla.

En el estudio de grabación aparecen los atrasos, el vinito, el teléfono, la conversa y todo tipo de resquicios para no grabar. Cuando un músico estaba listo, el otro se había parado a fumar un cigarrito. Cuando el del cigarrito volvía, el que antes había estado listo hablaba por teléfono. actos fallidos, expresiones del insconsciente. No estemos aquí, no estemos "ni allí", juguemos a que todo es más importante que esto, no vaya a ser que esto sea demasiado importante y salga mal. Así que no nos miremos a los ojos, no estemos en grupo no estemos lúcidos, estemos un poco más solos y un poco más tontos.

De pronto estábamos todos solos, perdidos del significado de lo que estábamos haciendo, perdidos de cosas tan sencillas y sabias como "menos es más" y "más que la suma de las partes".

No juntos, no podemos

Es como un fenómeno fractal. Se repite el patrón de lo macro en lo micro: es lo mismo que los fondos de salud y previsión. Ya no son en común, ya no solidariza el que tiene más con el que tiene menos, es cada uno con su seguro de salud y su ahorro prevional, su metro cuadrado. En éste caso, cada músico con su instrumento. ¿Y para qué mencionar los chistes sarcásticos? Un deporte de la agresión que esconde la mano.

La sala de grabación estaba llena de miedo. Y claro, es comprensible, en el rito de grabar es cuando se juega todo para un músico, los años de circo, todo el esfuerzo y talento, quedará registrado para siempre.

Miedo a hacerlo mal y que quede grabado, miedo a hacerlo bien y que a nadie le importe. Y cosas menos sutiles como el miedo a no saber si la próxima semana la tocata en provincia incluye los alojamientos y los pasajes, si la productora está pagando lo justo, si el sonidista estudió en el Aplapac y sabe lo que hace, miedo a que el tiempo no alcance, a que el pulso esté lento, a que la sutileza no se escuche, a que el acento no se sienta, tanto miedo y tan irónico porque estamos hablando de algunos de los mejores músicos, grabando en uno de los mejores estudios, canciones de uno de nuestros mejores cantautores, con la voz de una de nuestras mejores cantantes. Tanto miedo que uno de los músicos renunció a la banda y otro decidió que se irá del país.

Entiendo la frustración, entiendo las renuncias, entiendo cuando la gente no se entrega a lo que hace, entiendo a los músicos y colegas que se van a probar suerte por otros países o en otros oficios. Entiendo también un poco más de mis propios miedos y descompromisos. Been there, done that

Pero me resisto, porque amo mi trabajo, amo el arte y la música y la poesía y quiero creer que las cosas pueden funcionar mejor, que pueden prevalecer valores que tienen que ver con el contenido y no con el balance de fin de mes. Trato, pongo toda alma. Se que el álbum va a quedar bien, se que nunca antes la música del cantautor en cuestión había sido enriquecida tanto con el lenguaje de la música de fusión, se que el ministro que no es ministro, del ministerio que no es ministerio, estará feliz por una estadística que dirá que se realizó un proyecto que no se podría haber hecho con esa plata. Se que hasta tal vez el próximo mes voy a tener plata para pagarme el almuerzo todos los días.

Pero me duele saber que podría haber salido mejor, y que no salió mejor porque vivimos en la cultura del miedo, de la inseguridad. Ya no es como en tiempos de la dictadura, en que el miedo tenía nombre y apeliido. Ahora el miedo es más evolucionado, cotidiano y sutilmente omnipresente, en la forma de necesidades, y la necesidad tiene cara de hereje. De manera tal que incluso los más talentosos apóstoles del arte se pueden perder. Y se pierden.

Flashback

Recuerdo hace años, cuando mi papá aún estaba vivo y lo fuí a visitar a Francia, y salimos a comer por ahí... terminamos en un boliche que debe haber sido igual durante los últimos 300 años, donde Asterix se podría haber comido un jabalí. De pronto se hizo presente un violinista que pareciá de un cuento: aspecto de mendigo, barba totalmente descuidada, teñida de colores indefinidos y un violín que podría haber sido de utilería. Cual habrá sido la sorpresa de todos los presentes, que cuando se puso a tocar, todos nos quedamos en silencio, porque tocaba maravilloso, hacía lo que quería con el instrumento, cantaba con él, directo desde el alma, y sus ojos gastados brillaban llenos de luz azul y su sonrisa de dentadura incompleta era comprometida y honesta. Con los años he ido viendo sonrisas y ojos parecidos en gente famosa como Caetano, Meshell, la tribu de Royal Deluxe y en gente menos conocida. Sonrisas y ojos en que el impulso de lo que se está haciendo y siendo es más fuerte que el miedo, más fuerte que la aspiracionalidad, más fuerte que los problemas pequeños.

En eso estamos. Aquí está Chile, un país de problemas pequeños, porque es un país pequeño, con un pequeño número de grandes personas, que se les olvida lo grandes que son. Y grandes artistas también, a quienes se les olvida más aún, porque el modelo les agrede constantemente. Pero algo se tiene que poder hacer. Es necesario, porque el arte es el oficio de hacer reflexionar y sentir, y eso es lo que necesitamos, para volver a nosotros mismos después de tanta neoliberalización que nos ha enfermado las almas. Tengo fe en que se puede.