Ignacio Rodríguez de Rementería

Ferndando *no* ha vuelto

Así es. El que parecía ser Fernando, cuya familia vimos en un documental viviendo el proceso de completar el duelo, quizás era Pedro, Diego, Juan... muy perturbante, muy insegurizador, muy penoso y difícil de conciliar con el discurso oficial, con consignas como "la alegría ya viene" o "crecer con igualdad" o "estamos contigo". Manuel ha dicho cosas interesantes al respecto. Y sigue vigente la canción de Charly: "los que están en la calle, pueden desaparecer". Cosas que no se condicen del todo con el estado de derecho, con esa idea de que Chile se acerca a ser un país "desarollado".

Patri-momio

"... algo huele mal., afuera hay cinco tipos que me quieren..." así decia la canción de Dekiruza. En ese tiempo era "liquidar". Hoy es qué? Vender algo? Des-sensibilzar? Se me vienen hartas posiblidades a la mente. La verdad es que estoy un poco indiginado. Están pasando cosas muy raras.

Durante los últimos 5 años, he observado como las autoridades de Valparaíso permitieron que una casa maravillosa --en pleno casco histórico de una ciudad que la UNESCO ha declarado monumento de la humanidad, en la zona de dicho casco que ostentaba los máximos reconocimientos patrimoniales-- se esté permitiendo a Cencosud construir un supermercado.

Como si eso no fuera suficiente para agredir y horrorizar a habitantes y urbanistas, ayer la empresa --como parte de sus actividades de construcción-- comenzó la demolición ilegal de una propiedad colindante en perfecto estado, sobre la cual además Cencosud no tiene derechos de propiedad. Dicha propiedad era utilizada por el arzobispado católico como comedor popular, donde daban comida a más de 200 personas. Será que se le pagó una comsición al arzobispado? Será que el Santa Isabel va a dar 200 almuerzos al día? Esta demolición no está descrita en el proyecto sometido a la Dirección de Obras Municipales, no hay permiso de demolición, no se ha tramitado este trabajo en el Consejo de Monumentos Nacionales, ni ha sido aprobado por la Secretaría Regional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Mientras, los profesionales de relaciones públicas de la empresa, con la complicidad de los medios de comunicación, nos tratan de convencer de que el proyecto respetará la arquitectura del entorno y remata con el clásico argumento de los puestos de trabajo, cuando hay estudios serios que demuestran que el comercio detallista, tradicional en la zona, favorece mucho más el empleo y el desarrollo económico local, cuando hay miles de firmas de oposición a este proyecto presentadas hace ya años ante la autoridad. Hoy la autoridad --en una actitud complaciente con los empresarios y oponiéndose a la voluntad popular expresada en dichas firmas-- no sólo avala el proyecto y hace la vista gorda a sus transgresiones legales y estéticas, si no que además se permite declarar públicamente que el proyecto tiene caracter cultural porque incluye un local de venta de revistas y una cafetería. Esto está todo mal.

Si estas cosas son propias del primer mundo, quiero que me devuelvan al tercero. Si este es el contrato social que me toca: demando por incumplimiento de contrato. O mejor aún: renuncio.

Enfocando: Desechable vs. Reciclable

Conzoco unos ojos que se cansaron. Se cansaron de tanta velocidad, de tanta vorágine, de tanto miedo, de tanta calle, de no ver perfectamente, de no cumplir expectativas, estándares, normas.

Parece que nuestra sociedad, en su creciente tendencia consumista, está acostumbrándose a la idea no-lineal de que todo es o perfectamente adecuado o de lo contrario desechable. Se utiliza la consigna de "lo nuevo" como algo automáticamente superlativo, para motivarnos a comprar de nuevo algo que ya tenemos. Esto es reforzado bulliciosamente por los medios de comunicación que fomentan la idea de nosotros mismos ser defectuosos, de no cumplir con las especificaciones ideales. No ha de sorprender entonces que a veces uno mismo se sienta defectuoso, y trate de desecharse, cuando en el trabajo a uno le piden que produzca horas inhumanas, o cuando el noticiero nos dice que debemos tener miedo de andar por la calle, o cuando la publicidad nos enseña que debemos evitar que se nos vean las canas y arrugas, o el pelo oscuro. Esa presión cansa. Pero habemos quienes no creemos eso, que en cambio creemos en la diversidad, el reciclaje y la libertad, en que no todo necesita ser perfecto y funcional a un uso estándar, que no tenemos la aspiracionalidad tan sintonizada con la perfección superficial. Hay otra posibilidad distinta que la de los aparatos malos y compradores desinformados: que tal si el aparato es bueno y en realidad es exactamente lo que el comprador andaba buscando? Por ejemplo, me compro una tele y el control remoto no funciona, pero a mi sólo me interesaba ver la CNN.

Curiosamente, me considero un consumidor bien informado, feliz de ver la perfección de la imperfección. Estoy --por ejemplo-- encantado con mi teléfono que saca fotos, aunque las imágenes sean de poca resolución, no le da ni para un megapixel, los colores salen todos raros y la foto que me muestra en la pantalla no es la misma que guarda en su memoria, o sea más encima cree que se manda sólo, pero yo le tengo paciencia y hago que esas fotos, imperfectas y todo, sean las que me importan. Si, confieso que estoy encantado de la rareza, desde un lado hasta el otro de mi alma. Me gustan los aparatos raros. Y me gusta la gente rara. De hecho amo a una mujer rara, en sentido más maravilloso de la palabra, no hay otra como ella.

Igual, el tema es más profundo. Parece que ser que nuestra sociedad, en su creciente y voraz tendencia de consumismo, está acostumbrándose a la idea no-lineal de que todo es o perfectamente adecuado al uso o es desechable. Pero habemos quienes no creemos eso, y que en cambio creemos en el reciclaje, en que no todo necesita ser perfecto y funcional a un uso estándar. Habemos quienes no tenemos la aspiracionalidad tan desarrollada y sintonizada con esa tendencia de la perfección superficial, reforzada bulliciosamente por los medios de comunicación que invitan a tener diversas formas de inseguridad, incluso la de nosotros mismos estar defectuosos, no cumplir con las especificaciones ideales. No ha de sorprender entonces que a veces uno mismo se sienta defectuoso, y trate de desecharse, cuando en el trabajo a uno le piden que produzca horas inhumanas en función de algo que no le importa, o cuando el noticiero nos dice que debemos tener miedo de andar por la calle, o cuando la publicidad nos enseña que debemos evitar que se nos vean las canas y arrugas, o el pelo oscuro.

Desenfocarnos, y ver desenfocando, nos sirve para hacer el esfuerzo de enfocarnos selectivamente, en lo que nos importa, hacia lo que valoramos. Wim Wenders y Woody Allen por ejemplo ambos son miopes, o sea por defecto ven *todo* desenfocado. Por lo mismo, y en sus maneras tan diferentes, no les queda otra que hacer un esfuerzo para enfocar, ya sea acercándose (y acercándonos, por lo tanto), ya sea mirando por sus lentes (y haciéndonos mirar lo que miran). Qué los Ojos, que hoy no están en la calle, se permitan entonces desenfocar un rato, descansar de tanto estímulo. Porque amamos la calle, pero la calle es de doble sentido, tiene todo lo que la calle tiene, por eso: toca enfocarnos con cuidado.

Re-corriendo: Nada Simple / Todo Simple

Nuevamente Canal 13 Cable está transmitiendo Nada Simple / Todo Simple, programa de cuya realización tuve la suerte de formar parte.

El proyecto audiovisual comenzó a gestarse en el 2003 y es una de la inciativas de TV documental más interesantes de los últimos años en Chile. Los horarios de emisión son: Lunes 18:30 hrs. Martes 03:00, 08:00 y 12:30 hrs. Sábado 12:30 hrs. Hace algún tiempo conté cómo fue participar de esta iniciativa. Nota: re-corriendo es una referencia de mi mente interferida al concepto de rerun.