Ignacio Rodríguez de Rementería

Ya, no somos delincuentes ¿y ahora qué?

He seguido de cerca el debate, los sitios web y esfuerzos en Facebook, para conversar del tema, explicar mi opinión, hacer más preguntas e invitar a la reflexión. Ahora quiero comentar otro poco.

Nota: este texto es en respuesta a un post en el blog de Jorge Barahona.

Pienso que la aseveración de que el gobierno se apresta a instaurar a la SCD como un quinto poder es exagerada.

Para empezar, en el proyecto que he leído, me parece que no se establece la SCD como la única entidad (sociedad de gestión colectiva) que puede representar a titulares de derecho de autor y recaudar o fiscalizar en su nombre, por lo tanto no habría monopolio. Update: Y si hoy lo hay, es algo que m gustaría que cambie, y agradecería una ley que sea amplia en ese sentido.

Por otra parte -y ello es responsabilidad de la SCD por no comunicar bien su rol y su intención- no es un conflicto de los artistas con los usuarios, es un conflicto de las sociedades de gestión colectiva de derechos y las empresas que hacen lucro con las obras de sus representados.

Yo concuerdo plenamente con la idea de que no somos piratas, y puedo explicar por qué. Por ejemplo en el caso de la Internet, los usuarios pagamos por hacer descarga de contenidos. Se podría decir piratas son las empresas de telecomunicaciones que profitan con algo que no les pertenece. Pero hay una figura más apropiada, la comunicación pública. En Chile Telefónica, VTR, Entel y otros proveedores de acceso profitan al ser parte de la comunicación pública de obras.

Lo que necesitamos no es una ley que castigue a los usuarios, si no una que protega a los creadores ante el abuso de las empresas que hacen un negocio con sus creaciones sin compensación. En muchos aspectos, la nueva ley va en esa dirección. En otros no tanto, y para eso -espero- queda tiempo aún.

Reducir la discusión a criticar un arreglín entre la SCD y el gobierno de turno es perder de vista lo fundamental: hay una anomalía que se produce entre privados, los creadores y los distribuidores, donde la sociedad no ha creado un marco legal para asegurar que los segundos no abusen a los primeros.

Naturalmente, ante el nuevo paisaje tecnológico mediático, necesitamos nuevos conceptos y nueva legislación. Pero también necesitamos inteligencia y responsabilidad, para entender y ejercer de una nueva manera lo justo, lo correcto, lo sano.

Yo imagino que a la SCD -o más bien a los creadores que representa- no le perturba que descarguemos música y películas, lo que le perturba -y con justa y legítima razón- es que lo que estamos pagando para ello a nuestros proveedores de acceso (y que en Chile es harta plata por un servicio mediocre) no vaya a dar los titulares de esas obras.

Esa situación anómala es algo de lo cual toca como sociedad hacernos cargo. Y no es que lo diga yo, ni que lo diga la SCD, lo dice Lawrence Lessig, el creador de Creative Commons.

Criticando ciegamente a la SCD sólo porque como usuarios queremos estar seguros de poder seguir descargando vía P2P es legítimo pero insuficiente. Decir que 10 mil chilenos no somos delincuentes es verdadero pero una tautología, un ruido comunicacional que no veo que conduzca a una solución.

Sería mucho mejor que propongamos soluciones de manera proactiva, para que los creadores, el gobierno y los usuarios pudiéramos movernos en un terreno seguro, y cultivar así un trato justo.

Evidencia de un superorganismo

Kevin Kelly -en un sorprendente ensayo publicado en su sitio The Technium- nos propone que el superorganismo ya existe, y aporta un antecedente particularmente provocador.
Por ejemeplo en 2002 investigadores analizaron unos 300 millones de paquetes en la Internet para clasificar su orígen. Estaban particularmente interesados en el muy pequeño porcentaje de paquetes mal formados. Los paquetes (el "sobre" del mensaje) suelen ser mal formados ya sea por hackers malicisos para atacar computadores o por varios bugs en el sistema. Resulta que el 5% de todos los paquetes mal formados examinados por el estudio no eran identificabes como malicioso ni bugs. Los investigadores descartaron esta información, etiquetaron estos paquetes como simplemente "desconocidos". Quizás fueron creados por hackers con finalidades que los investigadores no comprendieron, o por bugs desconocidos. Pero un paquete así tambien podría ser una señal emergente, un paquete creado por el sistema. Prácticamente por definición, dichos paquetes no podrían ser rastreados o monitoreados y serían descartados como ruido.
¿Pero qué tal si no lo eran? Kelly propone que debemos implementar un programa tipo SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence) para buscar indicios de una inteligencia espontánea de la Internet, el SII (Search for Intenet Intelligence). Invito a leer el ensayo completo.

Efectividad publicitaria y contenidos digitales

El estudio de Darcy Vergara y Pedro Arellano sobre efectividad publicitaria y contenidos digitales, entre otras cosas ayuda a concebir cómo escribir para la web. Descargable aquí (advertencia: 4.2 MBytes, el zip contiene un PDF de 4.4 MBytes). (via Ayerviernes / eyetracking.cl).

Lawrence Lessig defiende la legalización de la "piratería"

A propósito de cacerolazos digitales, la SCD, acuerdo secretos, desinformadores y cobradores... si no me quiere creer a mi, créale a Lessig. Directo desde el Wall Street Journal, traduzco algunos extractos:
Desregular "la copia": La ley de copyright se gatilla cada vez que hacemos una copia. En la era digital, donde cada uso de un trabajo creativo produce una "copia," eso tiene tanto sentido como regular la respiración. La ley debería renunciar a su obsesión con "la copia," y en vez de ellos enfocarse en los usos -como la distribución público de trabajos con copyright- que conecten directamente con incentivos que la ley de copyright intentaba promover.
Simplificar: Si la regulación de copyright estuviera limitada a grandes estudios de cine y compañías discográficas, su complejidad e ineficiancia sería desafortunadas, aunque no terriblemente significativas. Pero cuando la ley de copyright intenta regular a todo quien tiene computador, existe una obligación especial de asegurar que la regulación sea clara. Hoy no es clara. La complejidad en los impuestos ya es suficientemente mala. Una complejidad regulatoria de la libertad de expresión es una pesadilla de Primera Enmienda.
(...)
No necesita ser así. Podríamos crear ley de copyright para apoyar un amplio rango de creatividad profesional y amateur, sin amenazar las ganancias de Prince. Podríamos rechazar la noción de que la cultura Internet debe oponerse a las ganancias, o que las ganancias deben destruir la cultura Internet. Pero si esto ha de ser nuestro futuro se necesitará cambio real, cambios en la ley, y cambios en nosotros
(...)
Descriminalizar la generación X: La guerra al compartir archivos sobre redes peer-to-peer es una fracaso. Luego de luchar por una década, el compartir archivos no ha disminuido ni tampoco se ha compensado a los artistas. Deberíamos demandar no a los chicos, si no por la paz, y construir en base a propuestas que asegurarían que a los artistas se les page por su trabajo, sin intentar detener el "compartir".
En Chile tenemos por estos días la oportunidad de acoger estos conceptos e introducir una legislación innovadora, siempre que podamos -como dicen los gringos- "get our heads out of our asses".

Mis lectores habitués recordarán que hice una propuesta para la compensación.

Internet y música, hacia una solución justa

Mis queridos lectores, víctimas de mis arranques y desquiciadas ideas sobre uno que otro tema, a y veces testigo de aspectos de mi vida personal: más de uno de ustedes me ha preguntado qué pienso de lo que está pasando en Chile con la legislación de propiedad intelectual, Internet y las sociedades de gestión colectivas como la SCD.

En los últimos días varios blogs se apresuraron a hacer opinología al respecto, lo cual me parece estupendo, pero vi aportaba poca novedad. Intenté leer los posts, particularmente lo de Claudio Ruiz, que parece apelar con gran efectismo a la voracidad de los internautas y su evidente gusto por las descargas de contendidos vía 'net, servicio por el cual pagan tarifas del orden de las más altas del mundo.

Yo lo que quiero y puedo decirle a Claudio en menos de 140 caracteres es que la gente no es tonta (aunque a veces cuando leo los comentarios en Fayerwayer mi seguridad respecto de este punto flaquea). No hace falta echarle carbón a la discusión calificando a las oficinas de la SCD como "cuarteles".

Recuerdo que en la encuesta que hice en septiembre, menos de un 30% de quienes votaron creen que uno no debe pagar por los contenidos que descarga. O sea la gente no sólo no es tonta, es además generosa. Aunque mi encuesta no sea "científica" o extrapolable, en la online y offline he visto pocas declaraciones de que no haya que pagar por la música, de que toda la música sea gratis, etc. No he hecho estadísticas al respecto, no tengo tiempo de hacerlas y no creo que sea necesario.

Opino que es un mito que la gente no valora ni está dispuesta a pagar por descargar música, no sólo por lo que ya dije, hay otra razón mucho más evidente e irrebatible, ya pagan.

Tenemos entonces que darle la posiblidad a los internautas de que la descarga de contenidos que actualmente hacen, se haga dentro de un marco que aporte compensación a los autores, legitimando el negocio entre creadores, distribuidores y usuarios. Dicho de otra manera: podemos legalizar el "pirateo". Esto no significa crear artificialmente escasez -como se hizo en Francia-, todo lo contrario. A ello me he referido en incontables ocasiones, por lo tanto no entraré en detalles, pero si tengo otro poco más que decir, quiero enfocarme en algunos puntos que me parecen críticos:

El mito acerca de lo que es la SCD:

Para empezar, no representa a los "artistas chilenos". Es una sociedad de gestión colectiva de derechos autorales de música, representa los intereses tanto de titulares de derechos de autor chilenos como extranjeros. Uno de sus roles principales es recuadar fondos por pago de derechos de emisión pública en medios de comunicación (TV, Radio), para compensar a sus autores o titulares de derecho de autor (que no necesariamente -aunque a menudo- es lo mismo).

El mito acerca de la naturaleza del conflicto:
(no es entre usuarios y artistas)

Se suele omitir al protagonista más importante: la empresa de telecomunicaciones. Se trata de un legítimo conflicto de intereses entre autores e intermediarios. El acceso a la Internet es un negocio cuantitativamente muy importante, y gran parte de ese negocio se hace a costas de los autores de contenidos. Creo que si los usuarios no bajaran música ni cine, bastaría con conexiones de 256 Kbps menos de 1 Mbps para la mayoría.

El mito acerca del traspaso del costo a los usuarios:
(no tiene por qué aumentar significativamente el precio de conectarse)

Una de las herramientas retóricas de quienes se abanderan contra el pago de derechos, es que si las empresas de telecomunicaciones pagaran por las descargas, el precio de las conexiones subiría (sin especificar por qué ni lo más importante: cuánto). Ya que no vi que alguien más lo hubiera hecho (ni la SCD), Hice el ejercicio y calculé cuánto podría ser ese costo. El resultado es aproximadamente US$1 por cuenta. Dado el alto precio y plusvalía que hay actualmente en las conexiones en Chile, pienso que que los proveedores preferirían absorberlo. El ejercicio completo fue publicado aquí.

El mito acerca de la vulneración de la privacidad:
(es tan fácil meter miedo, mucho más fácil que proponer soluciones)

De manera muy similar a cómo la compañía telefónica puede diferenciar tráfico y cobrarnos llamadas de larga distancia u otros servicios, un sistema de muestreo puede eficazmente determinar el tráfico sin revelar datos privados de persona alguna. La explicación de un mecanismo para ello fue publicada acá.

El mito acerca del arte y el dinero:
(los artistas también comen)

A menudo nuestra cultura clasifica al artista como un ser etéreo, desprovisto de necesidades humanas, incapaz de hacer gestión comercial, bohemio, soñador, irresponsable, hippie, punky, anti-sistema, etc. He vivido y trabajado toda mi vida con artistas y puedo atestiguar lo contrario. Un artista tiene tanto derecho a cobrar por su trabajo como un diseñador, programador, ingeniero, vendedor, periodista, abogado, etc. Y no sólo el derecho, tiene además la necesidad; el colegio de los hijos, el lugar dónde vive, las cuentas de servicios y el alimento no se pagan con buena onda, atención o prestigio, se pagan con dinero. ¿Alguien que hoy paga por 'net no puede pagar US$1 mensual más, para que los creadores puedan seguir creando?

Me parece inmoral suponer que la única fuente de ingreso de -por ejemplo- un músico, deben ser sus prentaciones en vivo. ¿Acaso -por ejemplo- un diseñador no debe ser compensado por hacer un sitio web, porque la Internet puede multiplicar el resultado de su trabajo de manera infinita?

Resumiendo: me parece de una pobreza cultural patética no tener la generosidad y la consciencia, no abrirse al diálogo en torno establecer compensaciones justas. Coincido con Henry Jenkings cuando dice que necesitamos una economía moral. También me parece patético que se establezcan acuerdos secretos entre el gobierno y la SCD, pero esa es otra historia. Hay un punto del acuerdo -secreto o no y legítimo o no- que si me gusta: se ha eliminado del proyecto la excepción que evitaba la posiblidad de que los proveedores de acceso se hagan cargo del negocio de contenidos que hacen.

No anhelo que tengamos un sistema como el de Francia ni como el de España, pero creo con el avance en ese punto nos estamos moviendo hacia una solución justa. Ahora el senado podrá perfeccionar la ley y crear un modelo que haga el bien para las partes involucradas. Se que no será fácil. Lograr un equilibrio entre la neutralidad de la red y el pago por tipos de tráfico parece casi imposible.

Me he referido a la problemática en relación a las descargas de música y cine porque es el tema que más me compete. Quiero ser muy claro: no estoy de acuerdo con que se eliminen del proyecto de ley excepciones para usos educacionales, y lo más importante: copias para uso personal. Es inconcebible que sea ilegal -por ejemplo- tomar la música de un disco que he comprado y traspasar su contenido a mi computador o reproductor portátil, lo mismo para cine y texto, espero que los legisladores vean la luz y comprendan que no sólo es torpe prohibir la copia privada, es además imposible de restringir en términos prácticos.

También es inconcebible que el Gobierno de Chile haya convocado a una mesa de trabajo ciudadana, que incluía a la SCD, y luego haya resultado tener un acuerdo secreto -reconocido y denominado de esa forma por la ministra Urrutia- con dicha organización para defender sus intereses. Para más detalles sobre el acuerdo secreto, sugiero la FAQ de Culturadigital.cl.

Aclaro que no trabajo para la SCD, aunque soy titular de derechos de autor e intrepretación. Como buena práctica periodística, intenté contactar a Relaciones Públicas de la SCD para que me expliquen la situación, pero no he obtenido respuesta hasta ahora.

Para una visión diferente pero respetable de la situación, sugiero ver el post de @huasonic, también hay algo en lo de @francotirador y Cristian Sepúlveda ha escrito acerca de la SCD en Liberación Digital.

El NY Times y lo que podría pasarle a Fayerwayer

Aclaro que no se trata de futurología ni de lo que dicen. Más bien es una idea que pensé luego de ver una nota en O'Reilly Radar sobre sindicación de blogs externos por parte del NY Times.

El New York Times anunció recientemente que sindicará contenido de Read/Write Web, Giga Om y Venture Beat, tres exitosos blogs. Una jugada que le permite al diario asociar periodismo independiente y reconocidamente exitoso a su marca.

En Chile hay varios grandes actores mediáticos cuyas marcas en el ámbito de la tecnología son bastante pobres. Imaginemos por ejemplo el tremendo potencial que tendría la dupla Copesa+Fayerwayer. Por ahí alguien dirá que existen también Murke y El Mercurio, aunque me cuesta concebir una combinación de ese tipo por varias razones, quizás para Murke es demasiado pronto y para El Mercurio ya es demasiado tarde. Hint: el mercado hispanohablante es más grande que esta larga y angosta franja de tierra.

El poder de la comunidad

Lo concreto es que la dificultad que tienen grandes empresas periodísticas para mantenerse al día y ser actores relevantes en algunos nichos abre posibilidades interesantes para las comunidades que la están llevando, y que gracias a su origen en la comunidad, son la comunidad.

Los diarios que establezcan este tipo de alianzas ganarán porque se soluciona la dificultad que tienen las grandes empresas de adaptarse a cambios. Los blogs que trabajen con los diarios se beneficiarán porque es mucho más fácil para un medio tradicional vender publicidad que para un blog.

Joshua-Michele Ross finaliza la nota con una pregunta retórica: "¿Qué más necesitan hacer los diarios para salvarse?", pero creo que hay un potencial mucho mayor: las fortalezas y debilidades de los blogs temáticos (y por qué no, de los blogs de columnistas) parecen complementarse mágicamente.

La anomalía de Chris Anderson en Chile

Hoy se presentó en Santiago el destacado editor de revista Wired, que impresionó al mundo con su hipótesis de la cola larga en la economía. En principio me parece estupendo que venga, pero no me logro sacar una sensación extraña en relación a lo que observo.

Por un lado, lo que Anderson ha explicado incontables veces está ampliamente encontrable, en su blog es posible hacerle preguntas, conocidos míos se emilian con él y tal. Su cosa -la cola larga, las economías de la reputación y la atención- está tan publicada que Chris está efectivamente en la cola corta.

Por otra parte hay algo raro en que las invitaciones dedocráticas para ir a verlo. (Disclosure: no fui invitado, pero tenía cómo conseguirme una invitación y no lo hice).

Lo otro que me perturbó es la cobertura via Twitter. Me sucede que -ahora que ya Twitter es parte cotidiana de la vida de cientos de personas que conozco- no veo el sentido en reportar por esa vía un seminario. Hallo más cómodo leer un reporte bien redactado y en forma lineal, en vez de la forma inverso-cronológica. Twitter me parece útil para mantener contacto con cercanos y para enterarnos de cosas instantáneamente, pero no veo el valor en enterarme instantáneamente de cada frase de Anderson.

Entonces, ¿cuál era la noticia?

Si hubiera ido al seminario, no lo habría twitercasteado, le tengo más respeto mis casi 700 lectores y les quiero dar más señal que ruido. Mi humilde opinión; bienvenidas las demás. A todo esto Roberto Arancibia escribió sobre el asunto, mientras que Daniel Vak Contreras escribió en Enredando.