Para qué hacerlo simple, cuando se puede hacer complicado?
Pues resulta que las autoridades de la delegación francesa en Chile decidieron que mi nombre no es Ignacio, si no Ignace. Se pronuncia "Iñ-ás". La verdad no me quejo, el estado francés es famoso por la protección que ofrece a sus ciudadanos y tengo la suerte de ser considerado como tal. Pero... qué raro! Tener otro nombre! Supongo que me acostumbraré, total mi hermana pasó a ser Fernande también. Con mi mamá Chantal no pudieron hacer mucho, ja!