Los medios (participativos como también tradicionales) reflejan, transportan y potencian lo que la sociedad ya es, con una importante salvedad: son manipulables por quienes tienen más poder para hacerlo. Ya se ha visto, y se seguirá viendo, tanto en la historia de los mass media como en la historia reciente de los "new media".
Esto lo sospechábamos hace tiempo y ya hemos visto algunos efectos, pero además Shoshana Zuboff le pone nombre Y focaliza el problema al explicar que el "capitalismo de la vigilancia" va más allá de solo traficar los datos de las personas. Plataformas como Google, Facebook y Twitter han desarrollado la capacidad de modificar el comportamiento de la sociedad completa a través de las plataformas participativas, al presentar experiencias a la medida para manipular a cada persona según su vulnerabilidad, y en este sentido hay un potencial de influencia cualitativamente mayor, y por lo tanto mucho más peligroso, que con los medios tradicionales. Por eso es importante hablar de esto, desarrollar una cultura medial para que el usuario pueda leer entre líneas, pues ya no basta con explicarle el entre líneas de "el relato" del momento, cuando el relato es diferente para cada uno.
Así, la sociedad pasó de anhelar que "de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades" a aceptar que se explota a los individuos "a cada uno según su vulnerabilidad".
En este sentido, Cadem se hace honor a si misma y equivoca, con este estudio que o está mal hecho, o intenta ocultar lo que un análisis más profundo revelaría, lo mismo que se ha revelado en el Reino Unido, EEUU y Brasil: aunque "no se identifican" conscientemente, mayoría sí son "volátiles", altamente manipulables medialmente.
Mientras más pienso en lo que ha planteado Shoshana Zuboff y lo aplico a la sociedad actual y su contingencia, más sentido me hace.
Esta reflexión nació de una conversación en la timeline de Andrés Azocar donde participó Enzo Abbagliati.