Lo recuerdo como si fuera ayer: iba caminando hacia mi oficina, donde inventábamos cosas con Hernán Pavez et al, leyendo una entrevista a Suzanne Ciani en la revista Wired, y había un recuadro en amarillo que explicaba brevemente el invento de Tim Berners-Lee. Quedé tan impresionado que me paré en la mitad de la Costanera y casi me atropellan.
Cuando llegué a la oficina abrí una linea de comando y usé Linx para ver los sitios web de IBM, Apple y el Sunsite. Más tarde instalaría Mosaic y Netscape 1. A la semana estaba escribiendo HTML. Meses después, GIFs animados. Un par de años después bauticé La Brújula, un índice clasificado de la web chilena, recurso invaluable hecho por Eduardo Rodríguez y Mario Espinoza, en Beaucheff a metros de donde José Miguel Piquer Gardner conectó Chile a la Internet. Por un tiempo, todo lo que había en la web en Chile estaba en La Brújula, el "Yahoo chileno":
Bajo la guía de Eduardo y con ayuda de Apple Chile e Interaccess, con Ciro Vera, pusimos un robot a indexar la web chilena: “El Faro” duró un par de años funcionando, pero no podía competir con Altavista. Cuando apareció Google, Altavista y El Faro dejaron de tener sentido rápidamente.
Con Ciro además hicimos la primera radio online (El Conquistador), la primera TV online (Canal 13) y el primer programa de TV con web que se actualizaba con clips de video (Viva el Lunes) en Chile, ahí conocí a Juan Pablo Redard y otros amigos de los que aprendí tanto.
Ya en esos años, especulábamos con amigos sobre si podrían pasar atrocidades como en Chile de los ‘70 y ’80, en este contexto híper conectado. Con la abundancia en el acceso a medios participativos masivos, situaciones como el clamor por la liberación del periodista Luis Carlos Díaz el año pasado son una linda señal de esa diferencia.
Hoy todo está más a la luz, gracias al invento de Berners-Lee que hoy cumple 30 años.
Gracias Tim.