Bachelet conmemora con Nosotros

Tres sillas gigantes vacías, en una desolada carretera de un barrio industrial. Con eso nos encontramos cuando llegamos al lugar esta mañana a la ceremonia de conmemoración del secuestro. Pero nos encontramos también con otra cosa: una señal de la Presidenta, de cuerpo presente inaugurando la primera obra pública de su administración.



Se trata de un memorial a Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino. Las sillas, parecidas a sillas de colegio pero de tamaño inmenso, tienen las patas un poco más largas que lo normal (en proporción) para que se vean desde lejos. Manuel Guerreo A., en nombre de los familiares de los tres profesionales asesinados, se dirigió a los presentes con palabras de dolor, de incomprensión, pero también de misericordia y esperanza. Me estremecí con el relato de Manuel al contar lo ocurrido esa mañana. La Presidenta tomó el micrófono para decir algunas palabras, testimoniar el dolor que sintió hace 21 años y destacar cuánto hemos avanzado hacia la construcción de un país más justo.

Luego de las intervenciones de podio, Javiera Parada invitó a la Presidenta a unirse a familiares y amigos para colocar flores al pié de las sillas, donde hay instaladas una placa y unas piedras con el siguiente poema de José Manuel:
Tú vencerás,
incluso porque cuando arrasaron
con tu vida
naciste entre cenizas,
y renaciste entero
camarada.
Tú vencerás,
lo juro,
porque no te escondiste durante la tormenta,
no esperaste sentado,
no renunciaste a nada.

Tú vencerás, con todos,
porque el secreto de la tierra
es tuyo,
tú dominaste el ruido de la máquina,
las olas,
el viento,
la montaña.

Tú vencerás,
te digo,
porque la dignidad
no pisoteada vivirá siempre toda
en tu victoria.
Mientras los asistentes, liderados por la Presidenta, avanzamos hacia la placa, Eli Morris, que también fue alumna del Colegio Latinoamericano y testigo presencial de los hechos hace 21 años, interpretó junto a José Seves una bella canción escrita especialmente para la ocasión. "La terminé de hacer en la mañana" me confidenció después, mientras para mi sorpresa me mostraba su abultado vientre habitado por una músico de 3 meses de gestación. "No sabía si la iba a poder cantar sin ponerme a llorar, ando super llorona". Así este acto, al cual asistieron aproximadamente 200 personas entre familiares, amigos y diversas autoridades de gobierno, presentó una nueva señal de futuro, de vida, de esperanza.

En la tarde se organizó una actividad en la nueva sede del Colegio Latinoamericano de Integración, donde se conversó acerca de la fecha y se proyectó el documental La Historia Pasó por Nuestros Cuerpos, que incluye entrevistas a Manuel, Leo y Estela.

Como ya es tradicional, hacia el anochecer muchos de nosotros fuimos a Los Leones 1401, la ceremonia de luz que hacemos cada año de instalar velas en el lugar del secuestro. Aprovechamos de abrazarnos, conversar, saber unos de otros y fuimos entrevistados por TVN para el programa Medianoche. Me quedé con ganas de ver más a menudo a mis compañeros de colegio que sólo una vez al año, y también con ganas de conocer el Colegio Latino Cordillera, donde muchos amigos han puesto a sus hijos.

La conmemoración me dejó sensación de pertenencia, porque veo que una comunidad que comparte valores que me representan todavía existe.

Abrazos para todos los que participaron y a los que escribieron, en especial a Pablo Morris que hizo el relato más impresionante que he leído acerca de esa mañana, tal vez porque me lo imagino viendo con sus ojos tan niños de ese entonces. Y a Jony Shats, que vivió y vive la cosa de otra manera, que dice que no siente nostalgia, y le creo. Pero yo a veces si, y ahí en su sitio cuento de qué.

También un saludo especial a esa mujer, cuyo nombre no mencionaré, que con a penas 16 años en su cuerpo esa mañana arriesgó su vida forcejeando con los secuestradores, a pasos de la sala desde donde oímos el disparo que hirió a Leo.

Prensa

Con-memorando 2: Manueles y ceremonia de luz

Hace casi un año pasé casi un día entero en Los Leones 1401, lugar que había sido casi mi hogar y familia durante el fin de mi infancia. Allí muchos y muchas nos hicimos casi adultes, a fines de marzo de 1985. Éramos niños como para vivir cosas tan adultas, y quizás por lo mismo aún somos algo niños, quedamos debiendo cuotas.



La sensación de esa conmemoración se quedó conmigo semanas, y fue creciendo. Me fui dando cuenta de lo alejado que he estado de adulto de cosas que me importan, de contextos donde pertenezco.

Ese día además alguien me dio su URL y aprendí lo que es un blog. Otras cosas también se confabularon para que escriba aquí: la afición por escribir que aprendí trabajando en una revista, vivencias recientes, pero especialmente esas velas de hace un año, de ahí nació esta ventana que no es una más en el escritorio del computador, es un canal de retorno al mediascape, el lugar que no es lugar y que está en todos lo lugares. Si bien no me identifico mucho con los "bloggers", he podido ser parte, leer, escribir, ser leído y ser escrito. Hartas voces llegaron hasta acá y se/me dejaron leer, y dijeron cosas parecidas a las que yo podría haber dicho, por ejemplo y volviendo a lo que conmemoramos:
(...) "el destino me sorprendió en el centro de alumnos del colegio en aquella época…y lo sucedido, marcó mi historia personal (como la de muchos en ese colegio) con el sello de la integridad y el amor por la vida" (...) http://puntociego.wordpress.com/2005/11/17/la-memoria-mucho-mas-que-no-olvidar/
(...) "¿Cómo fue qué?, le dije a mi Memoria, ¿Quieres decir que los tres fuimos en bicicleta al Latinoamericano el día del secuestro? Sí, dijo rotundo mi Memoria. No recuerdo nada dije mientras los ojos otra vez se llenaban de las lágrimas de la amnesia." (...) http://aguitaperra.blogspot.com/2005/03/la-amnesia-de-las-bicicletas.html
(...) "Y entonces ocurrió. Serían algo así como las 8:50 y se sienten gritos desde la calle. No escucho bien lo que dicen, pero parece ser una especie de pelea o forcejeo. Luego, tras unos minutos -o tal vez fueron segundos- una fuerte explosión. En mi vida había oído el sonido de un balazo, por lo que lo primero que pensé fue en una bomba. Y luego el fuerte chirrido de unos neumáticos en el pavimento y un automóvil que arranca a toda velocidad del lugar. Casi simultáneamente con esto, desde el cielo se siente el ruido muy cercano, casi rozando el techo del colegio, de un helicóptero policial." (...) http://pmorris.blogspot.com/2006/03/con-manuel-guerrero-jos-manuel-parada.html
(...) "De esa mañana tengo grabado el sonido amenazante de un helicóptero, tal vez eran varios. No lo sé. También recuerdo ruido de autos y balas y, aunque sé que no lo vi, recuerdo al Tío Leo corriendo, angustiado, golpeado y herido, tratando de impedirlo." (...) http://blog.paloma.cl/2005/03/velas-en-el-latino.html
(...) "En ese reencuentro hice la vieja caminata a casa con un grupo de compañeros. Entre anécdotas y copuchas, se nos acercó una señora, con mucha soltura y cara sonriente, nos preguntó “¿Y esas velitas, para qué son?” Y miré para atrás y vi todas las velas en un camino recto por varias cuadras y la miré a ella, y tuve ganas de decirle “¡cómo es posible que no sepa!”, “¡qué donde había vivido!”. Pero la calle se veía bonita y la señora estaba sonriente." (...) http://mipatiotrasero.blogspot.com/2005/04/y-esas-velitas-para-qu-son.html
Memorando

Si bien hay dolor todavía presente, estas fechas son de comunión, de comunidad, de cariño, de sentirnos en casa. Y eso ya no tan sólo en Los Leones 1401, donde nos encontrábamos cientos de manos, voces, ojos, y velas en el ritual habitual. El colegio ya no está allí. Nosotros tampoco. Ahora ya somos adultos o algo parecido, nosotros y los recuerdos cumplimos mayoría de edad, nos podemos sentir en casa en otras partes; y nuestras palabras, alimentadas no sólo de recuerdos si no de presente, de ideales y deseos compartidos, están presentes por aquí, por allá, memorando, para no olvidar quiénes somos, para no olvidar qué nos importa, para no olvidar cómo no queremos que el mundo sea, y también cómo queremos que sea.

Saludos y nos vemos pronto. Gracias por venir, ver, leer y decir. Particularmente a
Prensa:

Con-memorando 1: mi papá

"la muerte te tocó con su campana" es la frase que eligió mi papá para hablar de la muerte de Víctor Jara, hace casi 33 años. Hace exactamente diez años mi papá murió. Recuerdo que cuando me avisaron, no quise llamar por teléfono y contarlo. No sabía qué decir. No hallé las palabras precisas esa noche que supe, ni hoy tampoco las hallo, pero puedo y quiero hablar un poco de él, de cómo pienso en él y cómo me lo encuentro.
  • A veces pienso en cómo habría sido pasear con él otra vez por Paris o Niza, o poder llamar por teléfono para preguntarle qué hacer cuando tengo alguna disyuntiva existencial, como hoy.

  • A veces, entro a algún local en Valparaíso y me encuentro con alguien cantando una canción de él, o con una obra visual de él en una pared.

  • A veces mi madre me dice "ahh... eres igual a tu papá".

  • A veces veo el color de su piel o sus ojos tímidos cuando miro a mi hermana Eleonora.

  • A veces hasta me parece ver una cara parecida a la de él cuando miro en el espejo.
El punto es que, a menudo me encuentro con él, de una manera u otra. Curiosamente cada vez más. Será que el tiempo nos va juntando, ya que él se quedó congelado en la memoria de tanta gente y lugar y música, mientras que yo voy envejeciendo hacia su encuentro? Como habría de esperarse en un caso como éste, tengo mas preguntas que respuestas. Y creo que ni siquiera tengo aún todas las preguntas.

Osvaldo Rodríguez Musso, incipiente arquitecto, perseverante escritor, emotivo profesor, apasionado izquirdista casi toda la vida y bastante crítico del izquierdismo gran parte de ella, reconocido cantor y sorpresivo dibujante, esposo y padre varias veces, trabajó de chileno y otras cosas en Europa desde 1973 hasta 1996, año en que se reinstalaba en Italia luego de un intento de volver a vivir en el litoral central de Chile, con vista a su bahía preferida.

No faltan quienes interpretan su dramático gesto de morirse como el resultado de la poca acogida que tuvo al tratar de insertarse en el país, con el cual soñaba tanto desde el exilio. Pero quienes le conocieron más saben que detrás de su talento para el drama se escondía un tipo que sabía pasarlo bien, que terminaba siendo el alma de toda fiesta con sus historias y canciones, algunas reales y otras menos sólidas que un duende transparente, pero así de entretenidas.

Tuvo una linda vida, que habría sido mucho mas corta a no ser por la valentía de Jacques d'Arthuys –agregado cultural francés en Valparaíso– que le llevó en el maletero de su auto a la embajada Argentina en 1973. Su vida transcurrió por casi tantos parajes como para merecer el apodo de "Gitano", que tenía desde antes. En Chile y el mundo conoció linda gente como a mi mamá (Chantal), como a la mamá de Eleonora (Silvia, que es alemana pero re chilena), como a Caetano Veloso, Julio Cortázar, Salvador Allende, Carlos Puebla, Violeta Parra, Víctor Jara, "Pony" Micharvegas y Joaquín Sabina. Vivió en Paris, Rostock, Göttingen, Praga (con Viera) y varias ciudades más. Compartió el oficio de músico exiliado con Patricio Manns, Ángel Parra, José Seves, Jorge Coulon y otros Intis, Eduardo Carrasco y otros Quilas, Claudio Parra y otros Jaivas ("cuando el río suena, es porque trae un piano")... y por supuesto no puedo dejar de mencionar al adorable "Payo" Grondona, a Liliana y a Carlos Smith. Fue gran amigo de Lala Salamanca y Jaime Venegas –quienes además tuvieron la notable cualidad de ser grandes amigos de él–, también tuvo una relación muy linda de amistad con mi abuela, con un alemán maravillosamente lúcido llamado Thomas, con un frances llamado Jean, con Juanita (que es chilena pero a veces pareciera alemana) y su prima Fernanda que siempre lo retaba por una cosa u otra... seguramente se me escapan nombres, pero se me vienen a la mente algunos otros: Nancy Morris, Viviana Larrea, Carlos Necochea, Jaime de Aguirre, Alejandro Lazo, Nelson Osorio, Fernando Alegría... en fin. A toda esta gente, por si alguno me lee, doy las gracias por haberle acompañado y cuidado y por recordarle. Cualquier cosa que necesiten, yo estoy aquí. Cerca.

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Valparaíso, 16 de marzo 2006.

Ignacio Rodríguez de Rementería