Una tormenta -totalmente inesperada a la mitad del verano- se tomó a la ciudad de Santiago y a sus habitantes. Hubo truenos, relámpagos, granizo, y la notable temperatura de siete grados! (Nótese mi tenida de invierno, la misma que usé hace poco en el hemisferio norte, donde realmente es invierno.) |
Algunas horas después cayendo la tarde, se despejó la tormena para revelar una ciudad limpia y maravillosa. Estas imágenes las registré con mi teléfono en la azotea de un edificio: