Me quedé de una pieza. Como si estuviera en sesión de terapia con el papá de Carlos, pasé por un instante de no saber si reír, llorar, irme o abrazar. Y claro, yo venía urgido solo, nadie me estaba esperando, no se iba a caer el cielo sobre nuestras cabezas... era yo nomás, con esa enfermedad humana llamada culpa.
Fast-forward: Julio 2007, en bus luego de una noche entera sin dormir, desvelado pensando en lo que es estar solo, el amor, la traición ("no es otro cuerpo a tu lado"), perdonar y tal. Entonces me di cuenta de que necesitaba dormir un poco, porque si no en la reunión que me esperaba con la directora del documental, no iba a servir para nada. Pero si me dormía así nomas no iba a descansar lo suficiente; quería usar técnica de meditación para entrar en sueño profundo de inmediato, así que relajé la mente y dejé que vinieran imágenes y sonidos. Vino un especie de tribu y uno de ellos dijo: "estamos contigo, nunca estás sólo". Y la sensación de no saber si reír o llorar, y luego una frase sin sujeto que decía "este cielo siempre está contigo, es tu propio cielo".Pensé, "y Jazmín?"... y dormí.