Estoy de vuelta en esta ciudad de luces y sonidos, gente de colores múltiples como peces, trenes multimensionales, idiomas babelisticos, ciudad sin perros a la deriva y donde la gente no se mira, hasta que alguien te mira y entonces jamás es porque si. NYC -como sus habitantes- te mira a los ojos y no queda otra que sostener la mirada.
La vida aquí es tan diversa y rápida, que a diferencia de las ciudades mas provinciales (o sea todas las otras), no te queda otra que ser ti mismo, no hay tiempo para el teatro. Si vas a hablar, habla fuerte y ten algo que decir porque si no nadie se detiene a escuchar, tolerancia cero.
En cambio si tienes algo que decir hay tolerancia total, te oyen y recompensan. Debo haber visto más manifestaciones en una tarde que las hay en Santiago en un mes. Y en un par de estaciones de metro más música original que la que hay en todo bellavista un fin de semana entero. Sospecho que los músicos buenos en el metro de NYC ganan más que los que tocan en bellavista, pero es no es lo más importante. Importa que el público es culto y a pesar de la velocidad de la ciudad, muchas personas se detienen, escuchan y retribuyen. Los músicos financian sus discos con las propinas y los venden ahi mismo, very 2.0.
Si vas a sacar una foto dale, nadie gives a shit pero de verdad, no como en Santiago donde la gente hace como que no ve la cámara. Aquí la gente se viste toda diferente. No parece haber moda imperante, a excepcion de un par de detalles chistosos como los bigotes de los mexicanos. No hay pantalones cayéndose y mostrando la raya, salvo que se trate de una desprevenida turista latinoamericana, ja. Nadie las mira anyway.
Si vas a caminar, camina. Y camina, y camina. Los días que no fui al CMJ he caminado varios km, y no porque el metro sea insoportabe -hasta en la hora pico pude ir sentado, no hay 7 neyorquinos por metro cuadrado, un alcalde que les hiciera eso no duraría una semana, la tolerancia cero también se aplica a los políticos.
En las zonas mas céntricas, asi como en el suburbio donde he estado viviendo, se habla castellano por todas partes. A donde se fueron los gringos? No lo se. Pero claramente no se necesita ser gringo -ni siquera tener permiso de residencia- para ser newyorquino. Se necesita tener un proposito.
Hay un lado B no muy distinto que el de Latinoamérica. Quizás EEUU califica como Latinoamérica -dado el creciente porcentaje de hispanoparlantes-. María lleva 4 años acá, no sabe leer ni escribir muy bien, ni habla inglés. Trabaja sin permiso y gana 5 veces lo que ganaría en México. En Chile, donde el porcentaje de pobreza es el mismo que en EEUU, ganaría la mitad.
En una tienda donde compré cables, el dependiente me dice "se nota que tu sabes de estas cosas" y me dice que está lleno de gente que necesita grabar y no tiene con quién, me pregunta si estoy disponible para grabar, le digo que no tengo permiso de trabajo y me mira con cara de que si le estoy tomando el pelo; es dueño de la tienda, lleva 5 anos trabajando sin permiso, como la mitad de New Brunswick.
Así paseo por esta ciudad y me inmiscuyo entre sus habitantes, tratando de no tajearla en fotos turísticas, prefiero la experiencia intensamente irrepetible.
Mi agradecimiento es casi tan tan profundo como las líneas de tren y alto como lo que va quedando de los edificios, mis días en esta ciudad son como una luna de miel con mi mismo, conexión con mi pasado gringo, y con el futuro de naturaleza desconocida. Gracias.
A pesar de mi inofensiva apariencia zen, parece que soy un tipo con propósitos, me sentí demasiado en casa. NYC tiene ese efecto, hacer que uno sea más si mismo. Welcome, a donde sea, I'm back.
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