En mi paseo por los blogs de Mónica Paipa y Eduardo Arriagada, me puse a pensar en el asunto de la pauta. Creo que no exagero cuando diagnostico que la pauta está con principio de autopsia.
La pauta es tradicionalmente la "reunión en la que se juntan editores y algunos periodistas (dependiendo de la estructura organizacional) a definir lo que se escribirá, emitirá o se hablará en la siguiente edición".
También se conoce como pauta la agenda que indica lo que será o posiblemente será noticia durante una jornada determinada.
Ambas acepciones están pasando a ser automáticas y participativa.
En plataformas como Digg y Google Reader, sitios como Mashable, sistemas de comentarios como Disqus y varios otros memetrackers, los usuarios vamos destacando las entradas que nos resultan más valiosas. Dicha selección se refeja en lo que estas interfaces le presentan a los demás usuarios.
Mónica, diseñadora que actualmentre trabaja en la arquitectura del próximo sitio de La Nación, contó en su blog ayer que, mirando sitios de noticias en los cuales inspirarse, notó que todos tienen en común la categorización de sus noticias según el interés de visitantes.
Algo hay allí, de lo cual demasiado pocos expertos son participantes. Pero es cuestión de tiempo, la participación aplicada a la granularidad de los medios está modificando profundamente el paisaje de la información en nuestra sociedad, es una función donde los portales de noticias están nutriéndose directamente de la inteligencia colectiva en vez de depender del olfato periodístico.
Por lo mismo, cuestiono la necesidad de medios de comunicación monolíticos, que intentan abarcar todos los temas y ámbitos y mantener control de la agenda noticiosa. Ese queso ya está siendo comido, sospecho que la empresa periodística que se adapte primero a la no-pauta podrá ser el medio tradicional con mayores posibilidades de sobrevivir a la crisis.