El autor pone el punto sobre la i cuando cita el estudio Kaist de la siguiente forma:
"al margen del debate puramente periodístico, es que gran parte de los usuarios de Twitter sí lo utilizan como medio de información".Luego cita a Comscore como fuente para establecer que:
"por el uso que le dan sus más de 100 millones de usuarios, más que como red social se trata de un medio de información en sí".Tenemos entonces al parecer una definición empírica, la cual algunos podemos confirmar con nuestra propia experiencia: crecientemente Twitter se va transformado en la portada que usamos para enterarnos de lo que está pasando. No sólo con amigos y conocidos, también con ámbitos profesionales, de entretención, con la ciudad donde vivimos, el país y el mundo.
Francisco Bartolomé menciona además que mucha de la información que circula por Twitter proviene del periodismo profesional, y que por lo tanto Twitter no sustituye dicha actividad. Si bien tiene cierta razón, creo necesario profundizar y propongo que los cambios que Twitter y plataformas similares provocan están recién en sus inicios. Hay dos tendencias a las cuales el periodismo profesional debe adaptarse:
La noticia ya no te pertenece: definir la pauta diaria, el qué es y qué no es importante, ya no está dado sólo por el olfato editorial o la proyección de fenómenos contingentes que el periodista puede extrapolar: Twitter es un indicador y un editor colectivo de ello, una manera en que los usuarios definen qué es noticia, a través de aquello que la compañía ha nombrado resonancia.
Ya no basta con ser intermediario: pues a través de esta red los usuarios y fuentes se comunican directamente. Un buen ejemplo en Chile es lo que ocurre con la Oficina Nacional de Emergencia y la Cámara de Diputados. Ambas entidades informan oportunamente al país sobre temas de su competencia, y uno puede ver esa misma información minutos, horas y a veces hasta días después, a través de versiones Web, TV, radio o papel de medios tradicionales.
Esta situación exige que el periodismo profesional aporte valor agregado, en la forma de investigación, contraste, contexto, de lo contrario los usuarios vamos accediendo directo a las fuentes y el trabajo periodístico se va haciendo irrelevante, pues si es por mera agregación de contenidos Twitter lo hace mejor, integrando de manera granular lo que el usuario considera sus fuentes preferidas, sean profesionales, amateur, personales, etc.
El ejemplo que he mencionado sirve para profundizar más la tendencia de la desintermediación, pues ¿qué evita que los ciudadanos informen directamente las emergencias y los parlamentarios comuniquen directamente sus proyectos, activivdades, denuncias? Nada, y eso es precisamente lo que está pasando, por lo tanto dichas instituciones también harían bien en generar valor agregado en su comunicación, un rol típicamente ejercido también por periodistas.
Lo más interesante quizás es que este desafío puede hacerle muy bien al periodismo, incrementando el rol del periodista como alguien que analiza, depura, combina y conjuga datos para crear información nueva, cualitativamente diferente a la que ya había en otra parte, creando valor.
Así, Twitter podría no reemplazar totalmente a los medios tradicionales (aunque en mi opinión sí reemplaza sus portadas), y más bien ser la capa de inteligencia colectiva social que selecciona y propaga el trabajo periodístico, además de su evidente valor de alimentar al periodismo con testimonios y otras señales de lo que ocurre.
Recapitulando: en este nuevo medio (en el más amplio sentido de la palabra) las informaciones periodísticas compiten y se combinan con información directa desde las fuentes, opiniones, testimonios, puntos de vista, recuerdos y tal, así y va naciendo un tejido inteligente, entrelazado, trascendiendo orígenes, métodos, roles, etc., de manera similar a cómo se forma nuestra percepción de la realidad al interior del cerebro.
En dicha competencia, si el periodismo tradicional no se actualiza, pierde. Un ejemplo es lo ocurrido con el movimiento ciudadano que desarticuló la construcción de una central termoeléctrica cerca del santuario natural de Punta de Choros, el tema hizo ebullición en las plataformas online antes que en los medios de comunicación tradicionales. la pauta la hicieron los usuarios, no los editores o directores de medios periodísticos.
Mi respuesta titular a la pregunta de Francisco Bartolomé es un tanto provocativa, y pienso que si bien técnicamente Twitter se puede considerar un medio en algún sentido y en otro no, lo relevante no es la plataforma –metafóricamente más cerca del hardware–, lo importante somos nosotros, la red social que viene a ser como el software que corre sobre Twitter (o sobre Facebook, o sobre Tumblr o lo que sea). Nosotros somos un medio, todos.