Hace exactamente una semana el buen Herbert Spencer publicó su reflexión: Internet como Bien Público. Herbert postula que necesitamos contar con una Internet que no esté condicionada al interés privado, lo cual implica desacoplarla de un modelo de servicio centrado en el lucro.
Estoy completamente de acuerdo, y no sólo en cuanto a infraestructura física, también respecto a sistemas de gestión de información Web.
Con el creciente poder comunicacional en manos privadas poco diversas, es antidemocrático que no haya plataformas de comunicación social que pertenezcan a la ciudadanía, porque el conflicto de interés en el privado es inevitable y no está sujeto a fenómenos de centralismo democrático o alternancia, la concentración de propiedad no se puede controlar por decreto y tiende a ocurrir inevitablemente bajo el modelo desigualitario de la sociedad neoliberal.
Y esa concentración tiene riesgos múltiples. Por ejemplo: si mañana una empresa en EEUU –o el gob. de ese país– decide que los blogs que hablan contra el proyecto minero Pascua-Lama atentan contra sus intereses, podrían perfectamente censurar la información, negar servicio o por último dificultar la circulación de dicho contenido.
Es conocido el caso del periodista Shi Tao con Yahoo, empresa que presionada por las autoridades chinas entregó información privada que se usó en su contra para aplicar la pena de cárcel. Irónicamente, lo que Shi Tao envió en un correo era la solicitud que el gobierno chino le hacía a la prensa de censurar determinados temas.
Herbert propone una solución revolucionaria: implementar una Internet basada en protocolos mesh o de enmallado, donde la red se construye en base a nodos libremente interconectados entre usuario y usuario o peer-to-peer, y no a partir de redes privadas que centralizan el acceso, a lo q estamos acostumbrados hoy.
En esencia, podríamos conectar todos nuestros routers wi-fi entre sí, sobrepasando la necesidad de conectarlos a través de la red comercial, por la cual estamos pagando. Es una posibilidad alucinante, pero todavía utópica técnicamente, hay asuntos sobre la administración de dichas redes que aún no han sido resueltos, y el contenido –la Web– está hoy en redes comerciales.
Las redes enmalladas, además de características técnicas muy interesantes en lo académico, tienen una ventaja no despreciable: son prácticamente gratuitas ya que en esencia se autosustentan. Esto las hace muy atractivas para la masificación del acceso.
Pero aunque tuviéramos redes mesh gratuitas, eso no solucionaría la vulnerabilidad del contenido en plataformas sujetas a control de particulares: ¿Quién va a costear granjas de servidores Web, su administración y energía, para alojar contenido que no tiene interés comercial?
Internet de los ciudadanos, para los ciudadanos
Propongo entonces que –aunque el camino de la peer-to-peer Internet no debe ser abandonado, la solución hoy es más sencilla: que el Estado invierta en infraestructura para el bien del país.
Es perfectamente factible (y se ha demostrado en casos como el de Estonia) que una red "tradicional" IP pero administrada en función del bien público y no del lucro privado puede entregar conectividad clave para el desarrollo.
Hay abundantes razones para que un país cuente con su Internet pública propia, entre ellas está asegurar comunicación en caso de emergencia (se demostró en febrero que los servicios privados no están a la altura), y ser alternativa pública para provocar mejor competencia por parte de privados (lo que ocurre en Chile con FoNaSa y las ISaPres, similar a lo que sucede en Europa entre prensa estatal y privada, etc.).
Pero la Internet no es lo mismo que la Web
Debemos ir más allá, asegurar no sólo de conectividad pública, también aplicaciones sobre dicha red pública, por ejemplo un sistema nacional de participación ciudadana, que de estar en manos de privados sería tan riesgoso como privatizar la Cámara de Diputados o el Ministerio de Justicia.
La Internet –y la Web– quieren ser libres
Actualización nov. 01 del 2010:
Conversando con Katina Ferrer (@katinita) sobre algo que ella está estudiando, entendí que además de razones de ciudadanía y Estado, hay razones de fondo que guardan relación con lo que se representa culturalmente en la Internet, que a pesar de sus inicios como tecnología militar fue rápidamente adoptada por personas y grupos que creen en la igualdad.
Esto se puede observar en sus explosivos inicios en el ámbito académico y también en la concentración de una contracultura que trasciende el consumo de gadgets y valora libertad de información y calidad de vida, ejemplos son el histórico BBS WELL (Whole-Earth Electronic Link System) y la revista Wired (en ese tiempo Hot Wired) en sus inicios.
Esa cultura se refleja hoy en inciativas como Wikileaks y el movimiento Linux. Podríamos postular que el inconsciente colectivo de la Internet tiende a eso, es una coherencia técnica y cultural cuya luz estamos recién comenzando a ver con la mal llamada "Web 2.0", y que podría evolucionar hacia alguna forma de inteligencia colectiva con la Web Semántica o 3.0. Seguro Herbert pensaría en la singularidad.
Insisto entonces, hay razones múltiples por las cuales debemos contar con una Internet que tenga al menos una parte basada en lo público, en lo referente a la propiedad, no sólo al acceso público.