Nota: nada que ver con Mundo Acuático.
Advertencia: un poco largo el artículo, no recomendable para lunes en la mañana.
Parece que por fin está pasando. Ciencia y religión se están acercando. Y yo también, a ambas cosas. En estos días he estado leyendo sobre esto, ¡un ámbito de conocimientos sobre el cual se casi nada! Pero estoy rezando, y quiero contar por qué.
Al principio del desarrollo de la sociedad, prevalecía el pensamiento mágico. La atribución a "dioses" de cambios del clima y cosas así, aparentemente inexplicables. El pensamiento así de mágico -que da lugar a metáforas lindas- es una característica esencial del ser humano y parte normal del pensamiento infantil. En psicología se habla de esto como pensamiento transductivo, lo contrario de deductivo. Es parte de nuestra naturaleza poder pensar de esas dos formas.
Magia, religión y ciencia
Con el tiempo la sociedad fué aprendiendo más y desarrolando magias más elaboradas: las religiones funcionan bajo la premisa de que hay cosas que son supranaturales y autoridades y dogmas incuestionables, y sobre todo incomprensibles, para las cuales hay que tener fe nomás. También suelen presentar un esquema moral que indica lo que está bien y lo que está mal.
Paralelamente, la sociedad también dió lugar a una sistematización de conocimientos y a un método para intentar comprender la realidad, llamado ciencia, que busca modelar y explicar la realidad desde un punto de vista de lo objetivo, sin imponer verdades absolutas ni valores morales.
Todos tenemos fe
Durante la historia reciente de la humanidad, los seres humanos nos hemos dividido entre quienes creemos en la ciencia y quienes basan su visión del mundo en la religión. La ironía es que la mayoría de los seres humanos no somos científicos profesionales, no estamos enterados de todas las teorías, descubrimientos y publicaciones, ni dominamos las matemáticas de alto nivel que sirven para representar la realidad de acuerdo a los modelos de la ciencia. Por lo tanto, nuestra aceptación de la ciencia también se basa en la fe. Con la desventaja quizás de que la ciencia no nos enseña patrones morales a seguir, no nos habla de lo que está bien o lo que está mal. El científico no sólo necesita la fe para creer que va a descubrir algo, también necesita una razón para la búsqueda. Es totalmente diferente una ciencia al servicio de la guerra por ejemplo, de una ciencia al servicio de la medicina.
Trascender maya
En este sentido, está surgiendo filosofía moderna que busca que la ciencia no sea materialista ni que la religión sea supersticiosa. Un ejemplo es la fe Baha'i. Similarmente, algunos pensadores del hinduismo moderno buscan explicar la maya (la realidad que es ilusoria y siempre cambiante), con los conceptos de la física cuántica. Tanto el científico como el religioso tienen que ser capaces de sobreponerse a maya, de abstraer la realidad para poder ir más allá de lo aparente con el pensamiento. No necesitamos ser hinduistas ni bahainanos para pensar así, sólo necesitamos ser libres, usar el pensamiento creativamente y con inteligencia balancear lo transductivo con lo deductivo e inductivo.
La mecánica cuática
Se trata de una rama la física que está logrando explicar lo que la física clásica y relativista no habían logrado explicar. Pero es realmente cuática. Sus conceptos y matemáticas son tan complejas, que al mismísimo Einstein le costaba creer en ella, a pesar de que participó en su desarrollo.
Esta teoría establece que a nivel sub-atómico, el universo tiene una estructura de valores mínimos y discretos para cosas como el tiempo y la distancia. Por poner un ejemplo burdo, una partícula puede estar aquí y allá, pero no entremedio, parecido a los pixeles de la pantalla de un computador. Le teoría cuántica en su forma más reciente propone que el universo tiene no 4 si no 10, 11 o 26 dimensiones (dependiendo del modelo). Matemáticamente, va más allá de la comprensión de un simple mortal, pues no hay fenómenos visibles que sean similares que nos ayuden a comprender esto. Lo interesante es que este modelo tiene consecuencias significativas, por ejemplo que no existe un solo universo, si no que existen infinitos posibles universos, que cada punto o "hilo" del universo está conectado con cada otro y que una partícula se podría trasladar desde cualquier punto a cualquier otro. Además pareciera que al observarse estos fenómenos, los fenómenos mismos se afectan por la observación.
La conexión cuántica
La hipótesis entonces que permite unir lo religioso con el científico es que nuestra mente es sensible a la estructura cuántica del universo, a dichas conexiones. Y que nuestro pensamiento, que vive en una forma física altamente compleja que es el cerebro, puede no sólo percibir esta estructura y algo de sus infinitas y sutiles posibilidades, si no que además al interactuar con dicha estructura, puede afectarla. Por lo tanto no sólo cobra sentido la intuición, la telepatía y otros fenómenos que antes sólo se explicaban de manera transductiva, si no que además cobra sentido rezar o orar, el acto de concentrarse, de enfocar la psique y pedir o desear, pues podemos afectar el universo con el pensamiento. Lo vienen diciendo las religiones durante miles de años. Lo viene diciendo Adriana Schnake desde hace un poco menos. Lo dijo Einstien y lo están diciendo científicos super tradicionales como Michio Kaku y otros mas "volados" como Deepak Chopra, hay algo bueno en el misticismo.
Mi misticismo empírico
Pero además para mi tiene sentido no sólo por la reflexión intelectual. Desde hace mucho tiempo que he sentido la relación que tengo con el universo, con lo que me rodeo, con gente que amo, con el aire que respiro, el agua que tomo, etc. Es una emoción muy curiosa y mística, que me parece haber tenido toda la vida.
Oí el otro día la explosión a más de 100 kilómetros de distancia. Supe cosas que no tenía por qué saber. Me he sentido a distancia con gente con la que estoy con una fuerte conexión emocional.
Tengo esa experiencia y esa fe, y para mi es racional pero tiene una cuota grande de transductivo, pues creo en la ciencia pero no comprendo todas las matemáticas y filosofía que hay detrás. Así y todo, no sólo tengo una relación emocional mística con el universo, si no que me parece empíricamente que da resultado, que la conexión existe. En las mañanas estoy deseando, pidiendo por mi y por los demás, cosas concretas, visualizando lo que quiero que suceda. Y al final del día repasando y agradeciendo los regalos de la existencia. Quizás es un cuento que me cuento, pero me parece que soy lo suficientemente escéptico como para darme cuenta de que sí, de que no es casual que las cosas que he visualizado han ocurrido y están ocurriendo. Y además, me siento bien de agradecer. Muy bien.
Gracias. Buenas noches.