Gonzalo Rojas ya se encargó del qué se ama cuando se ama. A mi eso no me preocupa, al menos no en este momento. Pero me quedé pensando el otro día -luego de una conversación con un amigo- en el cómo y el cuando; y quiero proponer algunas reflexiones que se me vienen a la cabeza, a ver si en la conversación vamos encontrando respuestas.
Recordando las experiencias de amor que he tenido y observado, se me vienen a la mente tres ideas:
la otra persona importa tanto como uno
Si, no en el sentido de que yo me olvide de quién soy, pero me ha pasado que he dejado de lado cosas importantes para mi, eventos, haceres, en fin, por cosas que le importan a la persona amada. Por ejemplo, me gasto plata que no tengo en algo que es importante para esa persona y después veo cómo me las arreglo, o postergo ir a un asado familiar por acompañar a la persona a hacerse un examen médico. Cuando pasa esto, es bueno o malo? No lo se. Pienso que puede ser "malo", si uno se pasa a llevar a su mismo, pero me gusta cuando me pasa, siento que puede ser sano, si la generosidad fluye en ambas direcciones.
la otra persona aparece en uno
Recuerdo hace unos meses, estaba conversando con mi madre y de pronto sentí que estaba hablando y gesticulando como otra persona. Y como que podía imaginarme su cara, y la manera en que la persona en cuestión habría dicho lo que yo estaba diciendo. Es una experiencia sorprendente y me recuerda -no sin inquietud- que los psicólogos definen una conducta similar llamada despersonalización. También me gusta esta sensación, no la encuentro "mala", pero quizás similar al punto anterior, el que la otra persona importa más que uno, el desafío es no perderse en eso, no ser menos uno, si no incorporar al otro para uno ser más uno.
uno quiere que la persona sea como es y no diferente
Esto tiene que ver con aceptar. Todos tenemos defectos, dificultades, cada persona a la que nos acercamos también puede tener aspectos, comportamientos, rasgos, cosas que no nos gustan. A veces podemos querer o fantasear con que alguien sea diferente de como es, y en casos extremos criticarle como es y hasta tratar de obligarle a ser diferente. En cambio uno puede sobrellevar o aceptar las cosas que nos gustan y enfocarse más en lo que gusta. Me ha pasado cometer el error primero de idealizar y después, al ver cosas que no me gustan, dejar de creer. Y eso es desamor. Echando a perder se aprende, dicen, y desde entonces he tratado de ejercer más la aceptación y el respeto que la idealización y crítica.
uno se asusta
Así es, mariposas en la guata. Creo que a todos nos ha pasado. Supongo que tiene que ver con lo fuerte de la emoción, y con el miedo a que me pasen las dos cosas que mencioné antes y perderme, dejar de ser mi mismo. Además -obvio- miedo de sufrir, miedo de no ser correspondido. Bueno pareciera que hablo del miedo casi cuando hablo de cualquir cosa y no es casual, pero esa es otra historia. Hay gente que cree que el miedo y el amor son emociones contrarias, que se anulan la una a la otra, así que la gestión del miedo puede ser algo super importante para el amor, creo que es "normal" que el amor gatille un poco de susto.
Bien. Eso he pensado y ahora me debo a otras actividades y dejaré cedida la palabra, a ver si me secundan, empatizan, calumnian o contradicen. Vamos, cuéntame cómo es para ti cuando amas o cuando te aman, o cómo te gustaría que fuera.