El 9 de mayo, el presidente de Estados Unidos George Bush firmó un decreto que le permite establecer estado de emergencia y asumir poder dictatorial.
Cuando lo leí, pensé que era mentira. Fui a sitios web del gobierno de ese país y con horror vi que era cierto. La democracia moderna más antigua del mundo acaba de permitirle a su poder ejecutivo atribuirse poder dictatorial, sin límites.
En caso de emergencia nacional, se centraliza el poder federal, estatal, territorial y tribal en el la oficina presidencial, y se define como causal prácticamente cualquier cosa. El poder ilimitado del presidente bajo el estado de emergencia no sólo abarca los organismos gubernamentales, incluye también control de cualquier propiedad, medio de producción, capital y fuerzas militares del país, dentro o fuera del territorio nacional, además de ley marcial, control de todos los medios de transporte y telecomunicaciones, empresas privadas, y hasta restricción de libertades individuales. Me parece extremadamente peligroso, y un signo de la paranoia en la que viven hoy las esferas de poder.
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