2007/12/02

Música "2.0": Se acaba la megaindustria


Predicción: 2008 será el año en que la vieja industria discográfica -concentrada en manos de los 4 grandes conglomerados- colapsará por su insustentabilidad.

Con suerte le quedan un par de años de vida a la industria tradicional.

No es que vaya a desaparecer la música, es que el modelo de pago por disco no puede competir con gratis. La edición de diciembre de revista Wired incluye palabras impresionantes de Doug Morris, ejecutivo máximo a cargo de Universal Music Group, el sello discográfico mas grande del mundo.

Nota: éste es el sexto artículo de una serie sobre el tema. El anterior versó sobre Radiohead como ejemplo del anti-sello.

Durante el 2007 pudimos ver como la consciencia del problema ascendió por las distintas capas de los grandes y no tan grandes sellos, para llegar terminando el año a las altas esferas. El único sello grande cuyas acciones se transan públicamente mostró disminuir su valor. En los otros se vieron despidos y recorte de proyectos, declaraciones públicas lindas pero utópicas acerca de gestión 360, y lo mas importante: una oferta cada vez menos diversa y arriesgada, cada vez más fome.

Ya lo venían anunciado medios como el Sunday Times, y el Telegraph. Y para qué mencionar la multitud de sitios personales y medios especializados que hemos abordado el tema hasta en cansancio, no sólo vaticinando la crisis de la industria y sus efectos visibles -como que el 2006 las ventas bajaron mundialmente un 10%-, si no explorando nuevas posibilidades y modelos. De ésto último hubo un estallido luego de la acrobacia de Radiohead con In Rainbows. También lo vienen anunciando las estadísticas, y algunas hechos clave como la quiebra de Tower Records.

Pero nada de eso se compara con lo expresado por altos personeros de la industria y el análisis de Seth Mnooki en revista Wired de diciembre. Nada.

Doug Morris, ejecutivo máximo a cargo de Universal Music Group, el sello discográfico mas grande del mundo, reconoció que los actores tradicionales de la industria no se subieron a tiempo al carro digital, explicando que -cuando era el momento- no sólo no pudieron entender lo que sucedía, si no que ni siquiera lo intentaron.

El reportaje de Wired cita a Ted Cohen, quien fuera ejecutivo en EMI y Warner y ahora es parte de la consultora TAG Strategic, diciendo que "los sellos tuvieron la oportunidad de crear un ecosistema e infraestructura digital para vender música en línea, pero seguían pegados en el corto alcance en vez de tener una visión amplia".

La industria se sacude

Estos días hemos sido testigos de los últimos estertores de la industria. Intentos como el de controlar el acceso a la música mediante proveedores de Internet, leyes y DRM van a fracasar. La historia reciente demuestra que la tecnología IP es tan abierta y moldeable, que las restricciones que se aplican a contenidos son sobrepasadas cada vez más facilmente. Es cosa de ver lo que ha sucedido con el iPhone. Ni China y su gran muralla digital, con todo su poder para censurar contenidos polítcamente riesgosos para su régimen totalitario, se atreverían a intentar detener el intercambio ilegal de música o cine.

Pero los sellos siguien atornillando al revés. Por ejemplo Universal acaba de restringir el largo de las pistas que los músicos que hayan firmado con el sello pueden poner en MySpace. Ridículo. Parecen desesperados, y es que lo están.

El artículo en Wired también explica como Steve Jobs convenció a la industria de vender via iTunes y -casi sin que se dieran cuenta- tomó el control y hoy va camino al monopolio de las ventas de música en la 'net. Para evitar eso, Universal y otros sellos han decidido que su música se pueda vender sin DRM.

Hoy Steve Jobs se proclama anti-DRM también. La ironía es que un sistema de DRM llamado Faiplay permite que la mayoría de las canciones descargadas de la tienda iTunes sólo se puedan toca en iPods, precisamente lo que le dió tanto poder a Apple. La otra ironía es que mientras Universal se lava la boca anunciando que venderá pistas sin DRM, se quiere meter en la cama con Nokia, Microsoft y otras compañías para incluir música en sus reproductores de una manera que parezca ilimitada, pero con DRM, o sea los archivos no se pueden sacar del reproductor o teléfono y tocar en otro dispositivo.

Totally late

La ofensiva de Universal, Sony BMG y Warner contra Apple es sencilla y se llama Total Music: un sistema legal música por tarifa plana, que venga incluido con reproductores que compiten con el iPod. No es una mala idea, sólo llegó unos 10 años tarde, cuando la 'net ya está llena de archivos mp3 gratuitos -legales o no- contra los cuales es difícil competir, ni con tarifa plana, y menos aún si es con DRM y sus consiguientes problemas de usabilidad, particularmente al ser incompatible con el reproductor de música más vendido... si, ese, el iPod.

Ahora que la 'net se está convirtiendo en un fenómeno cada vez mas portátil, más difícil aún. Y ahora que el teléfono mas vendido es... si, ese teléfono: un iPod que puede bajar música directamente desde el Apple Store... se necesita decir más?

Pero sucede que el iPod y el iPhone no solamente pueden reproducir y bajar archivos desde la tiende de Apple. El usuario de un aparatito de estos también puede acceder en él a toda su biblioteca de mp3 y -con un poco de ingenio- a millones de canciones gratis que están en la red, a radios en línea, a podcasts, películas... y en ese contexto es el usuario el que tiene todo el control, todo el poder. Y cualquier actor de la industria, ya sea proveedor de tecnología, de contenidos o de intermediación, tiene que atornillar en la misma dirección que los usuarios, si pretende sobrevivir.

Se está perfilando una nueva industria, opuesta al modelo anterior en que la escasez definía el precio. En la nueva industria, el precio comienza en cero, la abundancia es total y son el gusto, el cariño y la consciencia los factores que determinan el precio. El usuario bajará lo que quiera, dónde quiera y cuando quiera, pagará lo que quiera y lo copiará en sus teléfonos, relojes y televisores interactivos a gusto, una y otra vez, sabiendo que -si paga- estará aportando directamente a los músicos y productores, no a los intermediarios que por 25 años habían dominado y explotado la industria, dejando tan sólo limosnas a los músicos, cineastas, escritores, etc.

Y el que diga que esto es utópico, mas vale que se informe y comprenda lo que pasó con In Rainbows. Los detractores dicen que no es justo, que Radiohead pudo hacerlo porque ya se había ganado al público. Y es cierto, pero el punto es que es irrelevante cómo la banda se ganó esa lealtad. Otros se la ganarán de otra manera. Lo relevante es que pudiendo pagar cero, un porcentaje significativo de quienes descargaron In Rainbows escogieron voluntariamente pagar un promedio de US$6.

Esto va mucho mas allá del efecto In Rainbows, esto es un cambio cualitativo en el ecosistema musical. La Internet dejó un agujero en la industria como el del que eliminó a los dinosaurios. Hay un mundo allá afuera ávido de nueva música, y quienes sepamos dársela seremos consecuentemente recomensados.

8 talkbacks:

Unknown dijo...

Lo que ahora me pregunto es cuales seran las nuevas vias de adquisicion de musicas que luego "otros" puedan hacer disponibles gratuitamente.

@micronauta dijo...

La principal es ésta que ya estás usando. Fíjate por ejemplo en el primer disco de Marcelo, disponible en forma totalmente gratuita, es un ejemplo un poco extremo, no todos los músicos podrán o querrán hacer eso, pero hay compañías como algunas que mencioné y como el sello rcrd lbl, o sea intermediarios "gratuitos" que ofrecen una selección coherente de música, donde pagas con tu atención viendo publicidad.

Y bueno hay casos también el de Radiohead/In rainbows, de pago voluntario.

Quizás artistas menos conocidos tenderán a adoptar un modelo como el primero y quienes ya tienen seguidores podrán hacer algo similar lo de In Rainbows.

Y esto se va a poner mas entretenido aún cuando el otro gran intermediaria, las radios, también vean colapsar su modelo de negocios tradicional.

akiragirl dijo...

Bueno, una de las cosas de que menos se es de música, pero lo que si sé es que no compro un cd de música hace bastante tiempo, todo esta en internet y es tan fácil que no hay comparación, pero sobre lo que cuentas que pasó con In Rainbows ¿tu crees que ese sistema funcionaría en Chile? me da la impresión que la mayoria d elos chilenos no daría ni un peso...

@micronauta dijo...

Bueno esa es la pregunta que yo creo que le haremos a la comunidad chilena cuando terminemos el disco de Marcelo Vergara.

Roberto Carreño dijo...

Primero, creo que esto da para mucho más de 6 meses. Ya hay muchas responsabilidades comprometidas, por lo que las tiendas de discos y cd`s tienen un plazo no menor a 2 años. Todavía quedan muchos conservadores que preferimos el disco en casa, con la cajita y los créditos en el arte.
Y Radiohead no ha cambiado nada, todavía. De hecho el disco está en las tiendas chilenas a través de una multinacional. Eso si, reconozco que si campaña de lanzamiento provocó un analisis y discusión que antes no existia en los medios masivos, y probalemente es un antecedente importante para el nuevo analisis que hace la industria discográfica y su problematica de cómo salvar su negocio.
Bueno, felicitaciones por el blog y la dedicación. Es muy valioso.

(algo de esto subi a mi blog, si quieres revisarlo)

@micronauta dijo...

Gracias Roberto. A mi también me gusta el disco-objeto. Pero gran parte de la música que me gusta simplemente no se vende en Chile, y las ediciones físicas son a veces de tirajes pequeños en países lejanos. El lujo de tener una edición física de un disco es algo lindo, pero es un lujo. Saber que puedo ir a un sitio como last.fm -escuchar una canción de Sidsel Endresen y saber que ella y su sello recibirán un pago por la publicidad que estoy viendo en last.fm es interesante-.

Oozkar dijo...

Siendo un completo inexperto en la materia, me atrevo a sugerir externamente que quizás cambie, radicalmente, el modelo de la industria discográfica, a tal punto que desaparezcan las grandes compañías disqueras.
Me explico, un artista quiere difundir su música. Tradicionalmente, se recurría a las compañías disqueras puesto que sólo éstas podían financiar los altos costos de producción, y además, encargarse de la distribución y la publicidad, al amparo de su experticie en la materia.
Pero si la tecnología, permite realizar el proceso de distribución y difusión musical, entonces el artista ya no requiere mediadores comerciales.
Ahora, para obtener recursos monetarios, he escuchado que las mayores rentas comerciales en la industria musical, son obtenidas a través de los conciertos.
Entonces, con la piratería los únicos que estarían perdiendo serían las casas disqueras, y no los artistas.
A nivel comercial, quizás debieran desarrollarse nuevas industrias de nicho, encargadas de producir los discos, y organizar los conciertos que permitan obtener los dividendos.
Si un artista, como Miguel Bosé es capaz de cobrar 150 millones de peso por estar una hora y media en el Festival de Viña, y somos capaces de pagarlos, por qué no con otros. De hecho por qué han surgido tantas productoras de eventos musicales en los últimos cinco años, que nos han atiborrado de grandes artistas. Es un tema a pensar, pero me parece que por ahí se comienza a vislumbrar el futuro comercial de la industria.

Excelente entrada,
Saludos,

Oscar

@micronauta dijo...

Oscar, experto o no, tienes bastante razón, de hecho concuerdo con lo que dices, con algunas excepciones:

Si bien la tecnología de producción se ha vuelto más alcance masuvi, y es cierto que todos podemos distribuir por 'net, la clave están en la difusión. No es cierto que la difusión ahora sea más barata. Es fácil que todos mis amigos y algunos de sus amigos se enteren -por net- de que saco un disco. Si les gusta harto, los amigos de los amigos pasarán en dato y tal. Pero no es suficiente.

Para producir un disco de factura mundial, como los que estamos acostumbrado a escuchar cuando -por ejemplo- oímos a Nelly Furtado, producir ese disco cuesta muchísimo dinero, no es tecnología casera ni son músicos aficionados, y para obtener el dinero necesario (y también para que exista la audiencia para las presentaciones en vivo) se necesita hacer una difusión en gran escala, contratando espacio publicitario. Esa es una inversión inmensa.

Miguel Bosé lleva 20 años de inversión publicitaria asociada a su marca, y eso es lo que le permite cobrar ese dineral por aparecer en un espectáculo como el que mencionas.

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