Cuando alguien que representa un sector de la sociedad puede decir esa frase, es porque algo va mal en ella. Cuando alguien que trabaja en transmitir ese testimonio es boicoteado por la institucionalidad de dicha sociedad, es aún peor.
El miércoles 7 de mayo, la documentalista Elena Varela López fue detenida por la Policía de Investigaciones de Chile, por "robo con homicidio, robo con intimidación, tenencia ilegal de armas de fuego y asociación ilícita". En el acto su productura fue hecha pedazos y se incautó material de producción de dos ducumentales: Newen Mapu Che y El Sueño del Comandante.
El destacado documentalista chileno Francisco Gedda ha consignado la incautación de los registros de Elena como "una grave violación de la libertad de expresión, del derecho de autor y del secreto profesional que ampara a las fuentes de un reportaje periodístico". Paralelamente, familiares, amigos y colaboradores de Elena han sido amenazados.
Al parecer -a diferencia de la mayor parte de los chilenos de mi generación- no he perdido la capacidad de sorpenderme. Incluso diría que estoy indignado, no solamente por el trato injusto y tal vez incluso ilegal que ha recibido Elena, sino por la liviandad con la cual personeros de gobierno y medios de comunicación tradicionales -incluso estatales- asumen su culpabilidad delictual a priori, informan con parcialidad y no citan a la fuente.
Si presumiéramos que hay una intencionalidad detrás, eso no sería sorprendente, quizás precisamente porque la fuente en este caso expresa cosas de las que mucha gente no se quiere enterar o alguna gente no quiere que sean divulgadas. Pero en este caso la 'net nos permite ir directo a la fuente:
Nótese el contraste con la redacción de Alejandra Zúñiga C. en La Tercera, sosteniendo que Elena es "acusada de cooperar en dos asaltos efectuados por ex militantes del MIR y donde ella habría participado como autora intelectual."
Va siendo hora de que los medios de comunicación y las autoridades entiendan, no somos tontos, no nos conformamos con una titular tendencioso y una nota incompleta. Después de investigar un rato usando Google, probablemente sepamos más sobre Elena que la periodista que escribió la nota contra el tiempo, mal pagada, mal pauteada, etc.
Asimismo ha quedado en ridículo el vocero del gobierno Francisco Vidal, al sugerir que se deberían haber revisado los antecedentes de alguien como Elena antes de asignarle fondos concursables.
Si fuera un caso aislado no habría tanto que leer entre líneas, pero Elena Varela no es la primera documentalista amedrentada por las autoridades de Chile en democracia. Por estos días, a los francés Joffrey Paul Rossj y Christopher Cyril Harrison, y a los italianos Giuseppe Gabriele y Dario Ioseffi, se les han aplicado leyes que vienen desde el tiempo de la dictadura de Pinochet, la ley antiterrorista y la ley de extranjería.
Christopher Cyril Harrison, que junto con Joffrey Paul Rossj recibió además una paliza en la calle por parte de un grupo de civiles, declaró: "Nos trataron como a delincuentes, nos acusaron de provocar el fuego y de pertenecer a la ETA". Gabriele relata: "no hemos hecho nada, estábamos observando lo que estaba pasando, nos aprehendieron como en una película americana, con la cara en el suelo, lo único que queríamos era hablar con las personas que estaban allí, pero estábamos en el suelo y con las esposas bien apretadas, no sabíamos lo que estaba pasando".
Gloria Barrientos, intendenta de la Araucanía, intentó expulsar del país a varias de estas personas, pero han apelado judicialmente y aún se encuentran Chile, habiendo recibido incluso apoyo de parte del consulado de Francia.
En marzo de 1999 otros documentalistas, Jeannete Paillán y Sergio Bravo, también fueron detenidos por las autoridades. En el caso de Jeannete se trataba de la segunda vez, siempre en el contexto del conflicto entre pueblos originarios y empresas forestales de la zona como Mininco.
Recientemente también se ha dado a conocer el testimonio de Dauno Tótoro, quién escribió: "al terminar la entrevista, fuimos interceptados por dos camionetas nuevas, sin patentes, con carabineros uniformados y agentes de civil que no se identificaron. Exigieron saber, en medio del camino público, con quiénes habíamos hablado, a quiénes habíamos entrevistado, si teníamos contacto con los “terroristas mapuche”. Quisieron confiscar nuestro material de cámara, pero a diferencia de Elena Varela, habíamos adoptado medidas precautorias, registrándonos como corresponsales extranjeros residentes, con autorización del Ministerio del Interior".
Da la sensación al repasar todas estas informaciones, de que hay un esfuerzo sistemático por evitar que se cuente lo que está ocurriendo en Arauco y Malleco, donde los mapuches defienden el derecho a vivir en sus territorios ancestrales. Y si se analiza las comunicaciones del gobierno y los medios de comunicación, hay una evidente tendencia a tratar el tema como un asunto delictual o de seguridad, en vez de mirarlo como un problema social.
Concuerdo con la visión de Jaime Collyer: "El caso de la cineasta Elena Varela es sólo la culminación de un largo procedimiento iniciado hace varios lustros, y su solución, la denuncia que él debiera movilizar entre las buenas conciencias de este país, un asunto más vasto: el de la militarización, o reducción a su dimensión policial, del tema mapuche. Una vía que sólo puede conducir a mayores injusticias y exclusiones que las que ha sufrido históricamente esa comunidad."
Me siento estafado
Cuando voté Concertación, no voté por un gobierno capaz de tolerar y avalar situaciones así, y de perseguir a quienes trabajan para mostrar una situación interesante y negada por nuestra sociedad. Siento que nuestros medios de comunicación y gobernantes o están siendo extremadamente incompetentes o se están burlando de nosotros. Si yo -que vivo una situación bastante acomodada- siento eso, me imagino cómo se sentirán los miles de descendientes asumidos de pueblos originarios, en un país que no los considera parte, con una institucionalidad que en vez de defenderlos y representarlos les reprime y se hace aliado de empresas que destruyen su forma de vida.
Por supuesto ningún gobierno es perfecto, no esperaría que el nuestro lo fuera. El problema es que cada detalle que me molesta no parece accidental, todos los errores que observo y experimento parecen tener relación con lo mismo:
Se remató hasta el siglo
Salud, educación y cultura, medio ambiente, energía, legislación laboral, administración de la justicia y protección de derechos, en cada uno de esos ámbitos se observan transgresiones que suelen favorecer a los empresarios, en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente de los que no viven en la zona oriente de Santiago.
El fenómenos es particularmente patético en el ámbito de la cultura y las artes. Y el caso de Elena es emblemático porque se cruzan todos los temas:
- el abandono de la educación popular y el quehacer artístico,
- agresión a un proyecto comunicacional que muestra una situación real,
- alianza entre autoridades y empresarios,
- depredación del medio ambiente,
- racismo y el desprecio por los pueblos originarios,
- exclusión de segmentos sociales y políticos que quedan fuera en el sistema binominal,
- acciones de la policía de investigaciones liderada por un colaborador de la dictadura,
- prensa irresponsable.
Elena Varela López, cineasta, productora y guionista, compositora y gestora cultural, licenciada en música en la Universidad de Chile, con formación de Cine y Periodismo en la Universidad Arcis, fundadora de la Escuela de Todas las Artes, del Colectivo de Cine Ojo Film, de la Orquesta Sinfónica de niños de Panguipulli... ella merece no sólo mi respeto -y al menos, el beneficio de la duda- merece el agradecimiento de todos los chilenos por dedicarse a su tema con pasión y meterse en las patas de los caballos.
Me suscribo totalmente a las palabras de Gedda: "Es esencial que todos los chilenos exijamos respeto al trabajo periodístico y documental en general y particularmente a aquel que intenta amplificar la voz de las comunidades mapuches". Independiente de que la justicia haga su trabajo y de que los delitos sean juzgados y castigados, si es que los hay, es no sólo legítimo si no necesario que las comunidades en cuestión tengan derecho a voz y que el país y el mundo pueda conocer y comprender lo que está sucediendo.
El racismo chileno
Cada Mapuche es tan chileno como yo, como Bachelet, como Francisco Vidal, como Edmundo Pérez Yoma y como Arturo Herrera. Y cada chileno es aproximadamente en un 84% mapuche, genéticamente hablando. Tiendo a desconfiar de quien niega sus orígenes.
Y en este momento, merecen mi particular desconfianza el director general de la Policía de Investigaciones de Chile, cuyo CV disponible en 5 idiomas en el sitio web de la policía no da cuenta del orígen de su carrera professional. Según el artículo publicado hoy en Ciper, Herrera habría tenido un importante rol como funcionario de dicha institución, cuando la policía operaba en estrecha colaboración y coordinación con la CNI, la DINE y el equipo antisubversivo del régimen militar encabezado por el fiscal Fernando Torres Silva en lo que se llamó la “Comunidad de Inteligencia”.
Mi desconfianza se incrementa al ver que se persigue y procesa a mapuches y documentalistas, pero no a los miembros del Comando Hernán Trizano, que viene a ser algo así como nuestro propio Ku Kux Klan. Hay testimonios de que dicha agrupación ha amedrentado con armas de fuego y amenazado de muerte a habitantes de la zona e incluso el 2005 atacó a José Regle Calhueque. Presumiblemente, el mismo grupo habría agredido a los periodistas franceses. Si bien durante años se han hecho las denuncias pertinentes, no he logrado hallar información de un un sólo detenido o procesado de dicho grupo.
Los cineastas reaccionan
Ignacio Agüero, Francisco Gedda, Viviana Erpel y Martín Rodríguez se dieron cita en una conferencia de prensa donde trataron el tema, pero los medios chilenos prácticamente no cubrieron el evento. No importa, porque todos podemos ver la conferencia y formar nuestra propia opinión. La internet permite ir directo a la fuente, y para muchos de nosotros, Elena es inocente hasta que se pruebe lo contrario.
update: Consejo del Arte y la Industria Audiovisual interviene
Hoy dicha repartición de gobierno emitió un comunicado, haciendose partícipe de la preocupación que hemos manifestado por diversos medios los trabajadores de la cultura en Chile. En el comunicado, el consejo "solicita la devolución de todo material audiovisual original y en caso de ser estrictamente necesario para la investigación en curso, entregar duplicados a los órganos jurisdiccionales competentes, velando siempre por el pleno respeto al derecho de reserva de la fuente".
La repartición ha puesto a disposición de la Fiscalía regional, profesionales de la Cinetaca Nacional, para realizar un inventario y análisis del estado de todo el material incautado. Dicho proceso -de acuerdo a lo informado por el consejo- fue llevado a cabo ayer en dependencias de Investigaciones de la Sexta Región, y su informe será entregado tanto a la Plataforma Audiovisual como a la Productora “Ojo Film Ltda” y a la propia creadora, de manera de definir su respaldo.
Linkografía:
- Orquesta sinfonica de niños de Panguipulli,
- El Clarín de Chile,
- Indymedia,
- Rojo Y Negro,
- La Tercera,
- Analizame / Dauno Tótoro sobre Eliana Varela,
- El Mostrador / Francisco Gedda
- Kalbun Comunicaciones,
- El tema mapuche reducido a lo policial, por Jaime Collyer,
- Miguel Paz / Acerca de Arturo Herrera,
- La República / Pablo Azocar,
- Culpógena,
- Analízame,
- Ojo Film.