- Contrataba periodistas y agencias de noticias (generación de contenidos),
- Seleccionaba y clasificaba los contenidos (editorial),
- Creaba el soporte físico (papel, audio o video, etc.),
- Distribuía el contenido (red de transporte, broadcast).
Durante la última década y media (o la semana pasada, para algunos "expertos"), el paradigma cambió totalmente:
- La distribución es ahora encargada a los proveedores de conectividad de Internet, el nuevo meganegocio de las compañías antes conocida como telefónicas.
- La interfaz ahora la escoge el usuario y personaliza a su gusto (Google Reader, Twitter, Netvibes), haciendo cada día menos relevante el diseño que cada medio implemente en su sitio web propio.
- La editorial es ahora el resultado entre lo que cada medio escoge abordar (editorial tradicional), lo que el usuario escoge como fuentes (editorial interactiva) y -el cambio más importante- la que el usuario recibe como recomendación de sus contactos, es la editorial social.
Ahora el medio somos todos
Hitwise reportó en pasado marzo que The Guardian estaba recibiendo gran cantidad de tráfico de Twitter, y que a su vez Twitter en el Reino Unido recibió más visitas que The Guardian, Times, Sun, Telegraph y Google News.
Hay quienes argumentan que si cualquiera puede ser el medio, entonces desaparece la responsabilidad y se incrementa el ruido. Pero ocurre que la misma red filtra el ruido. Cada usuario de la red social es un nodo y en la medida en que deja pasar, cita, vincula una información, ella va cobrando relevancia en la red y se va contrastando con lo que comparten otro usuarios.
Los usuarios estamos aprendiendo a discriminar entre informaciones que citan fuentes y simples rumores. Al ir construyendo nuestra red –por ejemplo sobre Twitter– la vamos haciendo cada vez más eficaz, y a su vez nos permite discriminar entre señal y ruido.
Por lo mismo, también estamos aprendiendo la importancia de citar la fuente. El RT o "retweet", especificando la fuente -típicamente otro usuario de Twitter- es una costumbre creciente que facilita la disminución del ruido.
La fórmula para el periodismo
En este contexto, el periodista o la organización antes conocida como "medio", sobrevive y tiene éxito si genera contenido que cumple con dos características fundamentales:
- Etiquetado: la pirámide invertida ya no es suficiente, la asignación de palabras clave, títulos descriptivos, hashtags e hipervículos asegura una mejor encontrabilidad tanto para búsquedas tradicionales (Google) como de tiempo real (Twitter search), en definitiva asegura que el gránulo noticioso sea más usable. Con la web semántica se necesitará aún más trabajo de etiquetado.
- Resonancia: una noticia que importa y crea empatía, es escogida y vinculada o socializada por los usuarios, que ya no somos simples lectores, somos nodos de una red, configurada sobre plataformas sociales como Facebook, Twitter, Google Reader, etc. Si la noticia importa se produce la "viralidad", el colectivo es un filtro inteligente y muchos usuarios se enteran por sus contactos de lo que importa.
¿Están los medios de comunicación aprendiendo a integrarse a esta nueva manera en que funciona la distribución de noticias? Salvo excepciones, parece que todavía no. Si el "medio" sigue tratando de englobar interfaz y editorial, y si no genera contenido granular, único y que sea valorado y consecuentemente vinculado, morirá de falta de atención.
Usuarios inteligentes, redes inteligentes. La exigencia entonces es para periodistas inteligentes. Notas como la joyita donde Orbe / La Tercera atribuye un sitio de torrents a Google hacen que dejemos de hacer caso a las empresas periodísticas que permiten ese tipo de errores.