"Para el debate, la opinión y la crítica estamos nosotros y nuestros libres espacios. Somos también información. Somos tiempo. Somos reflexión e inteligencia. Pero más que nada, somos una invitación a mirar el mundo de ciertas formas, lejos del ritmo de la contingencia. Lejos de lo que llega y se va. Si los medios de comunicación quieren dar un espacio a esto, renovar sus líneas editoriales, que lo hagan. Que sean ellos entonces quienes se adapten con sinceridad a nuestras necesidades. ¿Algunos ya lo hicieron?".
Mientras pegaba ese indescriptible salto que lleva al sueño de todas las noches, apareció la imagen de un hombre con sólo tres palabras en la boca: “cómplice del tiempo”. Pensé que no haría falta escribir ese mensaje para recordarlo, se quedaría en la cabeza. Y así fue.
Ahora repito esta ceremonia de revisar páginas por Internet, costumbre que hasta se cuela en mi descanso. Comparando lo que fue la red cuando recién la conocí, recuerdo que por ese entonces los medios de comunicación presentes en la red eran pocos, o por lo menos, los necesarios. Los obvios, las marcas reconocidas. Internet era más bien una enciclopedia, una cuasi dictadura de las referencias y descripciones que embobaba por su inmediatez en la consulta. Por el alcance.
Ahora Internet es cómplice del tiempo, todo pareciera tener una fecha de vencimiento en la red, cada día hay una sorpresa nueva. Gana el que actualiza más rápido sus espacios, gana el que renueva su “rostro” cada cierto tiempo. Gana el que propone al segundo. Gana el que tira la moneda al cielo y hace una gran coreografía antes que el objeto toque el suelo. Internet en sí, se ha transformado en un medio de comunicación.
¿Competir con los medios de comunicación?
No creo que sea necesario competir con los medios de información y contra-información. Lamento que sea la consigna. Los medios de comunicación son un servicio, una herramienta más para conocer al mundo. Un instrumento que por la inminente agonía de cada edición, no soporta los lentos minutos necesarios para la reflexión y el conocimiento. Sospecho de los blogs en El Mercurio. Sé que están ahí como una gran pizarra que jamás será leída ni entendida, sólo dibujada. Un gran gancho publicitario.
Para el debate, la opinión y la crítica estamos nosotros y nuestros libres espacios. Somos también información. Somos tiempo. Somos reflexión e inteligencia. Pero más que nada, somos una invitación a mirar el mundo de ciertas formas, lejos del ritmo de la contingencia. Lejos de lo que llega y se va. Si los medios de comunicación quieren dar un espacio a esto, renovar sus líneas editoriales, que lo hagan. Que sean ellos entonces quienes se adapten con sinceridad a nuestras necesidades. ¿Algunos ya lo hicieron?
Por eso me agrada encontrar páginas, blogs, o lo que sea, con reflexiones humanas sobre nosotros, sobre el mundo, sobre la gran muerte, esa que sólo estamos acostumbrados a conocer con los índices de accidentes automovilísticos, secuestros y asesinatos.
Me agrada encontrar sitios personales que caminan por otra ruta, diferente a la de los grandes consorcios periodísticos y que sólo los utilizan como lo que son: una herramienta. Hace algunos días lo dije: Los medios de comunicación deben ser utilizados para lograr nuestros objetivos, son un trampolín para la alerta, para la opinión. No dejemos que siga sucediendo al revés y que el trampolín sólo explote en la utilización despiadada de nuestra inteligencia grupal.
¿Cómo coleccionar en la red?
No encuentro aún la forma de guardar todos esos retazos de eternidad que vagan por la red. Los RSS no ayudan mucho para ello. Quisiera coleccionar los colores, palabras, fotos y pensamientos que llegan como un regalo a conservar. Quiero dejarlos en una gran galería. Como mis “bienes” de primera necesidad.
Esa noche las tres palabras de ese hombre eran un consejo, hoy son una alerta. No quiero envolverme en esa vorágine. Quiero seguir abriendo los mismos libros de siempre, los que están en mi colección, leerlos en las mismas páginas marcadas antes y darme cuenta que todo sigue igual o quizás no. Me impresiona que los blogs hablen de tanta “actualidad”, sean “tan” bitácora ¿acaso nadie quiere permanecer? ¿acaso nadie quiere dejar una palabra, un color que marque?.