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Ignacio Rodríguez de Rementería

El problema de la industria musical: la explotación oculta de lo intangible y abierta de lo vacío

Este es el segundo de una serie de artículos acerca de lo mediático en general y la industria de la música, en particular. El artículo anterior se puede ver aquí.

No canta, no compone, no dice nada, y ahora ni baila. Ni profunda ni entretenida. ni fu ni fa. Es lo que hay, conjunto vacío, cero a la izquierda y cero a la derecha. La reciente patética presentación de Britney Spears en la entrega de premios de una importante cadena televisiva, nos ejemplifica la debacle del pop, del mundo 1.0, de lo superficial. El modelo obsoleto de las superestrellas está implotando, dejando un agujero negro que chupa todo lo que se le acerca (gracias Eliot por la metáfora astrofísica).

Nota: iba a incrustar el video pero fue removido a petición de Viacom International Inc.

En todo caso hay que entender que no es su culpa. Es una víctima, de una industria donde el negocio es mas importante que la persona. Por suerte mis amigos músicos son todo lo contrario a Britney. Y lo que es mejor aún, por suerte -o quizás mas por inteligencia- el público se está dando cuenta. La cantidad de comentarios que aparecieron esta mañana en la 'net acerca de lo que pasó anoche me hace pensar que hay aún hay esperanza de un mundo mejor.

Pero continuemos con el tema:

La sociedad occidental, en su creciente complacencia con los grandes negocios, se las arregla para abstraer la plusvalía en la estética popular. Así es como se nos olvida que una bebida gaseosa es agua con coloreantes y saborizantes de muy bajo costo, y que -descontando transporte y envase- lo principal es el negociado del dueño de la marca, algo totalmente intangible. Para seguir con la analogía, el efecto de la 'net sobre los medios audiovisuales se podría ejemplificar así:
una máquina, que se conecta a la energía en nuestra casa, que tiene el don de convertir una pequeña cantidad de energía en la gaseosa que nos gusta.
Si existiera una tecnología así, cómo podría el usuario convencerse de que tiene que pagarle al señor Cocaloca US$1 por cada vaso que toma?

A diferencia de la gaseosa, la canción que estamos oyendo o la película que estamos viendo (o el texto que estamos leyendo, ja!) tienen un valor intangible que -para la mayoría de nosotros- es muy superior al componente intangible de la gaseosa. Pues bien, no se alarmen, no es que vaya a pedir US$1 por lo que escribo, jajjaja, pero... casi.

Entonces...

Sigamos: si traer la canción o la película o el texto que antes costaba 1000 ahora cuesta 1, promocionarlo costó 1 y producirlo costó 1, cómo hacemos para que el usuario comprenda -tras toda una vida de negación- que ese 3 que tiene que pagar es un valor real, que producir esa música, ese audiovisual o esa literatura tardó cientos de horas de una multitud de personas?

Y lo mas difícil: cómo hacemos que el sello discográfico, estudio o editorial, que están acostumbrados a ganar un tremendo pedazo -por ejemplo 700 de esos 1000- acepte ganar 1? Y cómo hacer eso, cuando es tan fácil para el usuario final no pagar en absoluto, de tal manera que no sólo el negociante se queda sin "niuno", si no también el autor?

No es soprendente, dado ejemplos como Britney Spears, que la audiencia esté acostumbra a no valorar el contenido. Ahora cómo hacemos para enseñar a la audiencia el valor del contenido?

En el próximo capítulo intentaremos contestar esta pregunta.