2007/09/11

El problema de la industria musical: la explotación oculta de lo intangible y abierta de lo vacío


Este es el segundo de una serie de artículos acerca de lo mediático en general y la industria de la música, en particular. El artículo anterior se puede ver aquí.

No canta, no compone, no dice nada, y ahora ni baila. Ni profunda ni entretenida. ni fu ni fa. Es lo que hay, conjunto vacío, cero a la izquierda y cero a la derecha. La reciente patética presentación de Britney Spears en la entrega de premios de una importante cadena televisiva, nos ejemplifica la debacle del pop, del mundo 1.0, de lo superficial. El modelo obsoleto de las superestrellas está implotando, dejando un agujero negro que chupa todo lo que se le acerca (gracias Eliot por la metáfora astrofísica).

Nota: iba a incrustar el video pero fue removido a petición de Viacom International Inc.

En todo caso hay que entender que no es su culpa. Es una víctima, de una industria donde el negocio es mas importante que la persona. Por suerte mis amigos músicos son todo lo contrario a Britney. Y lo que es mejor aún, por suerte -o quizás mas por inteligencia- el público se está dando cuenta. La cantidad de comentarios que aparecieron esta mañana en la 'net acerca de lo que pasó anoche me hace pensar que hay aún hay esperanza de un mundo mejor.

Pero continuemos con el tema:

La sociedad occidental, en su creciente complacencia con los grandes negocios, se las arregla para abstraer la plusvalía en la estética popular. Así es como se nos olvida que una bebida gaseosa es agua con coloreantes y saborizantes de muy bajo costo, y que -descontando transporte y envase- lo principal es el negociado del dueño de la marca, algo totalmente intangible. Para seguir con la analogía, el efecto de la 'net sobre los medios audiovisuales se podría ejemplificar así:
una máquina, que se conecta a la energía en nuestra casa, que tiene el don de convertir una pequeña cantidad de energía en la gaseosa que nos gusta.
Si existiera una tecnología así, cómo podría el usuario convencerse de que tiene que pagarle al señor Cocaloca US$1 por cada vaso que toma?

A diferencia de la gaseosa, la canción que estamos oyendo o la película que estamos viendo (o el texto que estamos leyendo, ja!) tienen un valor intangible que -para la mayoría de nosotros- es muy superior al componente intangible de la gaseosa. Pues bien, no se alarmen, no es que vaya a pedir US$1 por lo que escribo, jajjaja, pero... casi.

Entonces...

Sigamos: si traer la canción o la película o el texto que antes costaba 1000 ahora cuesta 1, promocionarlo costó 1 y producirlo costó 1, cómo hacemos para que el usuario comprenda -tras toda una vida de negación- que ese 3 que tiene que pagar es un valor real, que producir esa música, ese audiovisual o esa literatura tardó cientos de horas de una multitud de personas?

Y lo mas difícil: cómo hacemos que el sello discográfico, estudio o editorial, que están acostumbrados a ganar un tremendo pedazo -por ejemplo 700 de esos 1000- acepte ganar 1? Y cómo hacer eso, cuando es tan fácil para el usuario final no pagar en absoluto, de tal manera que no sólo el negociante se queda sin "niuno", si no también el autor?

No es soprendente, dado ejemplos como Britney Spears, que la audiencia esté acostumbra a no valorar el contenido. Ahora cómo hacemos para enseñar a la audiencia el valor del contenido?

En el próximo capítulo intentaremos contestar esta pregunta.

7 talkbacks:

Melina Rapimán dijo...

Lo que planteas es uno de mis tantos cuestionamientos diarios. Es sólo que cuando yo lo planteo suena tan pesimista... En fin, por acá andamos trabajando para darle fondo a las cosas que ya conocemos, para trastocar las cosas para que pesen, para que contengan, para que digan y hagan sentir. Pero a veces, pensamos que es infructuoso y nos deprimimos. Luego volvemos y así...

Dr. Macacus dijo...

Concuerdo con tu posición a pesar de escalón elitista en que incluyes la cultura "con contenido". Lo popular está muy bien, escuchar Nirvana si antes estaba Led Zeppelin y Jimi Hendrix, pero cuando la mercadotecnia incrusta su fajo de billetes y contamina el sonido, la única respuesta es negarse a consumir. Evitar bailar el mismo ritmo de moda que hace a las jovencitas de hoy subirse encima de alguien y mover su pelvis mientras exclama convertirse en alguna especie de marsupial australiano.
Tenía tan sólo 12 años cuando el video de "Baby One more time" era exhibido cada cinco minutos en MTV, pero era evidente que, en el fondo de nuestras cartuchas y tercermundista mentalidad, esa niñita con aspecto virginal y uniforme de colegio privado iba a terminar madre divorciada, drogadicta y con una carrera destruida antes de los ¿Cuántos años tiene? ¿25? Nunca había visto unos quince minutos extinguirse con tan intensamente.

iPaz dijo...

Por qué en Chile causó tanta conmoción el bochornoso episodio Spears, si en Chile tenemos a las gargolitas de Rojo, Mekano, etc?
Esos engendritos tampoco cantan, ni bailan ni fu ni fa. Y nadie comenta nada? Pero como son chilenos hay que aguantarlos? Naaa...
Es una de las cosas que me ha hecho entender por qué de cada 6 personas que conozco por acá, 3 son músicos.
Muac.

@micronauta dijo...

Acaso en Chile se venderán cantidades significativas de discos de Rojo y/o Mekano? Hasta Britney es mas respetable.

iPaz dijo...

Hasta lo que sé, los intérpretes no ganan mucho vendiendo discos (sólo un pequeñísimo porcentaje). A diferencia de los autores.
Por eso creo que la venta de discos no es significativa.
Lo que sí es significativo es la cantidad de shows que las gargolitas tienen en el año... sobretodo las de rojo. Y lo que deben cobrar por "performance"... umf!

Johny Shats Sitton dijo...

Mmmmmm.... me suena mal Nanez esta música 2.0. Creo poniéndolo en un extremo que britney es tan valiosa como Francesca Ancarola y tiene el mismo grado de "Contenido" y valor artístico. Suena duro comparar, decir que el regetton es tan importante como el Jazz y Morande con Compañía con "La Belleza de Pensar". Simplemente es un asunto de gusto de apreciación. Y nada más.

Uno definitivamente apunta a un segmento masivo, que disfruta con la cultura popular de masas y otro simplemente es más elitista, pero dificilmente podemos mirar en menos una manifestación en relación a otra, o más bien podemos hacerlo -yo también lo hago- pero no creer que en ello hay el más mínimo atisbo de objetividad.

Los medios no hacen más que reproducir lo que a la gente le gusta, y mirar eso como "Control mental" o "Conspiración universal" es desdeñar al ser humano como ente libre y de alguna manera pretender controlarlo desde arriba.

Me quedo con la imagen de Moscu una vez caído el muro, colas de ex soviéticos educados en las más clásicas de las artes haciendo colas kilométricas para entrar al primer Mcdonals instalado o para asistir al primer concierto de Michael Jackson.

@micronauta dijo...

Hoy muchos de esos rusos, que pagan impuestos informales a la mafia, recuerdan con nostalgia el tiempo en que podían acceder a la mejor educación y salud del mundo. Hoy ven a sus hermanas e hijas convertidas en prostitutas y empleadas domésticas en la Europa del oeste, a sus antiguos científicos y deportistas trabajar en la construcción y como personal de aseo... se que estoy exagerando un poco. Pero tu sabes Johny que sólo estoy exagerando un poco.

Lo que me perturba es que en los años que vienen, tengamos un efecto similar respecto de la industria del entretenimiento, y recordemos con añoranza a la Britney Spears y Madonna que hoy despreciamos.

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