Por Claudio Gutiérrez
Una de las primeras cosas que tuve que hacer cuando entré a trabajar al Sello Alerce en octubre de 1992, fue encargarme de la promoción del grupo punk Los Miserables, con quienes venía colaborando desde el año anterior. A ellos los conocí cuando hice el programa radial Al Margen en la Radio de la Universidad de Santiago. En aquella época existía una promisoria banda de San Bernardo llamada Séptimo Sello, que tenían muy buenas canciones influenciadas por The Smiths. A comienzos del '91 me invitaron a un concierto en el que también estaban anunciadas las bandas Duele y Los Miserables. Era la segunda vez que iba a San Bernardo. El local estaba repleto. Abrieron Los Miserables y comenzó la locura. Fue mi primer concierto punk. Cuando terminó la presentación de Los Miserables me acerqué a Amapola y lo invité al programa. La entrevista, que iría en el tercer capítulo de Al Margen, fue censurada por la sra. Carmen Silo, en aquel entonces encargada de la Dirección de Comunicaciones de la Universidad. "Nunca le había deseado mal a nadie. Esa fue mi primera vez". De ahí en adelante, la censura siempre persiguió mis programas de radio y como efecto colateral motivó la creación de una mitología que trasformó cada proyecto en una epopeya de transgresiones creativas. En reemplazo de la entrevista, que fue regrabada y trasmitida tiempo después, tocamos un tema, que -si no me equivoco- debiera ser el debut en FM de Los Miserables.
Con ellos seguí trabajando durante años e incluso fuimos a grabar un disco al País Vasco con Marino Goñi, quien "descubrió" y produjo los discos debut de bandas emblemáticas como La Polla Records, Kortatu y Negu Gorriak. Nos alejamos a fines de los '90.
A continuación comparto el primer comunicado de prensa que hice circular anunciando el debut mediático de Los Miserables. Todo lo que vino después es historia conocida. La foto, responsabilidad de Fabian Escalona, es de la época de Te Mataré Con Amor. Aparecemos de izquierda a derecha: Amapola, Pato, un servidor y Claudio García.
Los Miserables
"Los Miserables" es una banda surgida en los reductos de resistencia punk. Se formó hace dos años, cuando Óscar Silva, Patricio Silva y Claudio García, vecinos de la población O'Higgins de La Cisterna (actualmente, El Bosque), deciden armar su propia banda de rock para molestar los oídos frágiles de la crítica, la burguesía y los cuicos.
El nombre del conjunto pretende simbolizar el estado de pobreza crónica de nuestro país y alentar a todos los que viven en la "miseria social" (léase, Miserables) a no dejarse pisotear por los poderosos que creen que Chile les pertenece sólo a ellos.
"Los Miserables" son de esas bandas, en peligro de extinción, que dicen las cosas por su nombre, cueste lo que cueste. Irónicos y directos, no se engrupen ni con ser artistas ni con este chiste de democracia. Tercermundistas y pasados para la punta, "Los Miserables" asumen como portavoces de las quejas y demandas de su generación.
Futuro Esplendor
"Futuro Esplendor" está dedicado a todos los que creyeron que siguiendo las reglas que impone el sistema tendrían derecho al futuro.
La carátula, en correcto negro y rojo, nos muestra a los integrantes de Los Miserables sobre una deteriorada estructura metálica. La fotografía representa el sistema en ruinas y la actitud de mantenerse de pie sobre la corrupción y la decadencia.
Las canciones de "Futuro Esplendor" no hacen concesiones ni son inofensivas. En ellas no hay palabras bonitas para decirles comerciantes a los médicos, explotadores a los empresarios, traidores a los obispos, invasores a los yankys y loly pop a Vicente Ruiz y sus secuaces. No hay rebuscamiento alguno para denunciar la represión de la policía, la hipocresía de los católicos o la prostitución infantil en el centro de Santiago.
En resumen, "Futuro Esplendor" de Los Miserables, es darse cuenta que Chile no es la copia feliz del edén y que aunque se le cambió el nombre a las cosas y cambiaron algunas caras, el poder lo siguen teniendo los mismos de siempre.
"Futuro Esplendor" es rechazar la dictadura disfrazada de democracia que los jóvenes hemos heredado.