Por Catherine Cárcamo
Acostumbro a escribirlo todo, supongo que es el ejercicio de traducir a palabras para sentirme parte de un universo que se cobija bajo un mismo código. Ayer traté de explicar, hablar y decir otra vez. Pero no, algo pasó, sólo estaba habilitada para pensar en lo abstracto, sentir y entenderme sin palabras. Sola.
Como todos los días y simulando un regalo, el diario (distante y querido objeto) me estaba esperando en el escritorio. Lo pensé así hoy, y sonreí. Ahora lo entiendo, traía palabras ajenas, que me hablaron sobre todo eso que no puedo decir.