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Ignacio Rodríguez de Rementería

La música popular chilena: un fenómeno social

Por Catherine Cárcamo

Contrariando la idea de que la música popular se define en el mercado, aparece la historia de la música popular chilena, cuyo desarrollo es imposible de entender lejos de la trama social.

La música popular de este lado del mundo ha sido por tradición determinada en los grandes fenómenos políticos y sociales. No olvidemos que durante los años 70’ fue capaz incluso de reconfigurar el mapa de los medios de difusión y distribución existentes.

Los medios de comunicación

Según un artículo del musicólogo e historiador César Albornoz aparecido en la edición nº2 de revista PAUSA, la música popular se desarrolló desde sus inicios al alero del cambio social: el apresurado crecimiento de las urbes y la integración de “las masas” a los incipientes fenómenos comunicacionales que fueron surgiendo durante el siglo pasado en Chile: la prensa, el cine, la radio y la televisión.

Uno de los grandes efectos de la aparición de los medios de comunicación masivos fue que el aparente “ostrasismo” se transformó en “parte del mundo”. Desde un punto de vista social, podríamos decir que las expresiones musicales ya no eran autóctonas, también podían serlo las foráneas que por uno u otro motivo se enraizaban en la población y las expresaba desde su propia cultura, una cultura urbana, masiva, mediatizada.

El punto de inflexión de este paradigma lo constituyó según Albornoz, la visita a Chile de Jorge Negrete (julio 1946), oportunidad que se sintetizaron en un solo evento, todas las variables que determinaban la música popular masiva. La protagonista era la música mexicana, pero el evento estaba compuesto por “la estrella”; por el cine, medio por el cual Negrete y su música se habían hecho conocidos; la radio, medio sonoro que hizo llegar la voz del ídolo a gran parte del país; y la prensa escrita, con revistas como Ecran que convirtió la visita de Negrete, en el motivo de ser de aquel entonces.

César Albornoz menciona también otros hitos que marcaron la historia de la música popular chilena: la introducción de la música tropical bailable, el bolero y los inicios del rock’n’roll.

Lo Social

Junto con la evolución de la industria musical y la inclusión de nuevos sonidos, a fines de la década del 60’ nació el movimiento conocido como Nueva Canción Chilena. Esta vertiente se convirtió en la crónica de las luchas sociales entregando voz a quienes no la tenían.

¿En que punto la canción se convierte en parte del fenómeno social? o mejor dicho ¿en qué punto comienza a incidir en el comportamiento social y la organización del grupo?

En primer lugar la nueva canción chilena fue capaz de representar la realidad con sus significados, interpretaciones y signos. Es decir, los músicos fueron capaces de dibujar una realidad fuertemente enraizada en el entramado y memoria colectiva. Sobre este tema habla ampliamente Serge Moscovici, para quien las representaciones sociales, en este caso, la música, constituyen una forma de conocimiento del mundo. El efecto influyente de la música podría explicarse en la definición que Moscovici entrega a las representaciones sociales:

“Son imágenes que condensan un conjunto de significados; un sistema de referencias que nos permiten interpretar lo que nos sucede e, incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver”.

La sociedad chilena de los años 70 pudo observar y ordenar su entorno a través de la música.

Con el rock sucedió algo similar. A pesar del fuerte componente extranjero, obtuvo nuevo sentido en Chile, principalmente en la temática. Importante es mencionar que en sus inicios el rock chileno se mantuvo al margen de la industria circulando sólo a través de la “transmisión oral”.

¿qué conclusión sacar de la historia? Seguir creyendo. Si bien el mundo de la información tiende a decir que cada vez más y más rápido “todo es de todos”, pervive la necesidad de identidad tanto en la experiencia creativa como en la receptiva. Es la sociedad y sus pequeños grupos los que definen natural y no forzosamente el verdadero sentido de popularidad que pueda tener la música. Ya hemos visto, hasta donde hemos sido capaces de llegar.