2008/02/24

La música popular chilena: un fenómeno social


Por Catherine Cárcamo

Contrariando la idea de que la música popular se define en el mercado, aparece la historia de la música popular chilena, cuyo desarrollo es imposible de entender lejos de la trama social.

La música popular de este lado del mundo ha sido por tradición determinada en los grandes fenómenos políticos y sociales. No olvidemos que durante los años 70’ fue capaz incluso de reconfigurar el mapa de los medios de difusión y distribución existentes.

Los medios de comunicación

Según un artículo del musicólogo e historiador César Albornoz aparecido en la edición nº2 de revista PAUSA, la música popular se desarrolló desde sus inicios al alero del cambio social: el apresurado crecimiento de las urbes y la integración de “las masas” a los incipientes fenómenos comunicacionales que fueron surgiendo durante el siglo pasado en Chile: la prensa, el cine, la radio y la televisión.

Uno de los grandes efectos de la aparición de los medios de comunicación masivos fue que el aparente “ostrasismo” se transformó en “parte del mundo”. Desde un punto de vista social, podríamos decir que las expresiones musicales ya no eran autóctonas, también podían serlo las foráneas que por uno u otro motivo se enraizaban en la población y las expresaba desde su propia cultura, una cultura urbana, masiva, mediatizada.

El punto de inflexión de este paradigma lo constituyó según Albornoz, la visita a Chile de Jorge Negrete (julio 1946), oportunidad que se sintetizaron en un solo evento, todas las variables que determinaban la música popular masiva. La protagonista era la música mexicana, pero el evento estaba compuesto por “la estrella”; por el cine, medio por el cual Negrete y su música se habían hecho conocidos; la radio, medio sonoro que hizo llegar la voz del ídolo a gran parte del país; y la prensa escrita, con revistas como Ecran que convirtió la visita de Negrete, en el motivo de ser de aquel entonces.

César Albornoz menciona también otros hitos que marcaron la historia de la música popular chilena: la introducción de la música tropical bailable, el bolero y los inicios del rock’n’roll.

Lo Social

Junto con la evolución de la industria musical y la inclusión de nuevos sonidos, a fines de la década del 60’ nació el movimiento conocido como Nueva Canción Chilena. Esta vertiente se convirtió en la crónica de las luchas sociales entregando voz a quienes no la tenían.

¿En que punto la canción se convierte en parte del fenómeno social? o mejor dicho ¿en qué punto comienza a incidir en el comportamiento social y la organización del grupo?

En primer lugar la nueva canción chilena fue capaz de representar la realidad con sus significados, interpretaciones y signos. Es decir, los músicos fueron capaces de dibujar una realidad fuertemente enraizada en el entramado y memoria colectiva. Sobre este tema habla ampliamente Serge Moscovici, para quien las representaciones sociales, en este caso, la música, constituyen una forma de conocimiento del mundo. El efecto influyente de la música podría explicarse en la definición que Moscovici entrega a las representaciones sociales:

“Son imágenes que condensan un conjunto de significados; un sistema de referencias que nos permiten interpretar lo que nos sucede e, incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver”.

La sociedad chilena de los años 70 pudo observar y ordenar su entorno a través de la música.

Con el rock sucedió algo similar. A pesar del fuerte componente extranjero, obtuvo nuevo sentido en Chile, principalmente en la temática. Importante es mencionar que en sus inicios el rock chileno se mantuvo al margen de la industria circulando sólo a través de la “transmisión oral”.

¿qué conclusión sacar de la historia? Seguir creyendo. Si bien el mundo de la información tiende a decir que cada vez más y más rápido “todo es de todos”, pervive la necesidad de identidad tanto en la experiencia creativa como en la receptiva. Es la sociedad y sus pequeños grupos los que definen natural y no forzosamente el verdadero sentido de popularidad que pueda tener la música. Ya hemos visto, hasta donde hemos sido capaces de llegar.

8 talkbacks:

Penelope Glamour dijo...

Sugiero complementar con el texto del musicólogo Juan Pablo González "Historia de la música popular en Chile". Analiza el fenómeno desde una perspectiva social de la historia y comprende hasta 1950 con un rigor investigativo extraordinario.
En los próximos meses se editará el segundo volumen, que abarcará el proceso a partir de la década del '50.

Saludos

@micronauta dijo...

si bien sigo creyendo, a veces me cuesta, a veces siento una constante derrota o avances muy pequeños.

Me da vueltas la idea del contraste, pensando en los fenómenos de la música popular de los 60 y 70, donde dada la naturaleza de los medios de entonces se hacía presente un movimiento popular por la escasez de medios. O sea, si bien eran medios controlados de manera corporativa, cuando surgía un movimiento suficientemente masivo la presión era tal que los medios no podían ignorarlo y tenían que hacerse parte de alguna manera.

En cambio en el paisaje mediático actual, el fenómeno de la cola larga y la creciente diversificación y atomización comunicacional dan lugar a la posiblidad "abierta" de que se produzcan movimientos desde "abajo", con la ilusión de que el movimiento tiene un canal que puede llegar a todas partes y tal, con lo cual se ejerce menos presión para que los medios tradicionales -y que siguien siendo protagónicos- se hagan parte.

Si la Internet sigue realmente neutral, quizás la cosa vaya en una dirección interesante. Pero nada garantiza que así sea.

Mientras pienso en ello veo como -a través de un canal de televisión estatal- se presenta un espectáculo que no parece representar movimiento alguno, veo un show vacío, con el alto auspicio de una que otra transnacional. No hay Mr. Mister leyendo una declaración de Amnesty, Masiel dedicándole una canción a un autor prohibido ni Sting quemando una bandera imperialista.

Los nuevos líderes -construidos eficazmente por la máquina de hacer dinero- y los movimientos de consumo resultantes, no son una amenaza para nadie, y eso me irrita, porque creo que el sistema y sus mensajes están patéticamente pobres y perversos. Esa máquina necesita urgentemente ser amenazada, y la amenza está por aquí y por allá, atomizada en la cola larga pero sin la fuerza de la concentración. Aunque a veces pasan cosas maravillosas como Subverso.

Estaré siendo muy impaciente?

Anónimo dijo...

Caterine,

excelente artículo.
Además de sitios en internet de difusión de bandas y tocatas, coincido con Ignace en que faltan sitios de discusión sobre música, sus procesos, su industria, sus opciones, sus equivocaciones, sus hitos olvidados, etc...
Aunque ya lo ha planteado Gonzalo Planet, falta explorar, por ejemplo, el rol que han tenido los sellos independientes en los movimientos musicales locales.

Claudio Gutiérrez

@micronauta dijo...

"sitios de discusión sobre música, sus procesos, su industria, sus opciones, sus equivocaciones, sus hitos olvidados" eso somos nosotros :-)

Catheryn Cárcamo S. dijo...

A la excelentísima sugerencia de Penélope, me gustaria agregar la lectura de Claudio Rolle, una de las voces más autorizadas sobre el tema en Chile y a quien tuve la posibilidad de conocer durante una investigación sobre este mismo tema. Espero compartir prontamente algún material de él. Junto a Juan Pablo Gonzaléz conforman la mezcla idonea para acercanos al tema: un musicólogo y un historiador.

Propongo agregar también la historia social de Chile que nos relata Gabriel Salazar. Tiene la gracia de contarnos todo desde la no-elite, es decir desde el motor que fue capaz de dislocar la historia cultural y social del país.

Anónimo dijo...

muchas gracias me sirvió mucho en mi trabajo cero información y fome además .musicologos se creen los patuos

Anónimo dijo...

mas penca

Anónimo dijo...

no sirve de nada la porqueria

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