2008/01/29

Los grandes sellos están haciendo su mejor esfuerzo, y no es suficiente.


Esto partió en un tren -entre Valparaíso y Viña del Mar- mientras leia un post de Marisol García acerca de la industria de la música. Empecé a escribrir un comentario, pero resultó tan largo que preferí hacelo como un post acá. Si bien he hablado bastante acerca del colapso de la industria discográfica, si no me has leído antes quizás querrás leer el post de Marisol, que -citando a DNA y Wired- resume bien la situación.

Comparto bastante la visión que Marisol expresa, pero pienso que su post refleja la campaña comunicacional de los 4 grandes sellos, quienes han logrado colocar en la pauta mundial la noción de que se están reinventando y adaptando a la nueva situación.

La solución principal que los sellos grandes están planteando hoy es la modalidad "360", hacerse cargo de toda la gestión de un artista, una idea que no es mala (ni nueva) pero que les llega tarde, no soluciona el problema de fondo y a estas alturas se presenta como un estertor. A continuación explico por qué:

No se trata del pirateo

El problema de la industria no es tan sencillamente el compartir -de hecho no es un problema nuevo, antes lo hacíamos con casettes-, el problema es más la megaconcentración de los sellos y su foco en el lucro y no en arte, que ha dado lugar a productos de mal gusto.

Por estos días, están haciendo un tremendo esfuerzo comunicacional, todos juntos desde Cannes, en la MIDEM. Debe ser el año con más notas de prensa, las que se traducen en artículos como éste, aparecido en EMOL: titulando Industria musical reunida en Cannes piensa cómo moverse hacia la era digital.

No hace falta ir a CMJ ni WoMEx ni MIDEM (he ido a dos de tres), un par de dedos de frente y minutos de reflexión bastan para darse cuenta de que pasarse a 360 no solamente no soluciona el problema, si no que además lo hace peor. Para un artista que se valora como tal, firmar 360 hoy con una trasnacional discográfica es un suicidio creativo, es amarrarse totalmente las manos y la boca. Por eso Madonna hizo otra cosa, por ejemplo.

La contraparte -la verdadera industria de la música 2.0- son los pequeños sellos, o que los artistas sean sus propios sellos, enfocados en lo artístico, en los significados, y promocionen y vendan fonogramas sobre plataformas como Last.fm, blogs y PayPal. Si bien podría parecer que Radiohead es un ejemplo de 2.0, más bien In Rainbows fue una anomalía, lo expresa el mismo Yorke en la cita de Wired.

Quién habla sobre los temas que aborda Radiohead en sus canciones? Nadie. A nadie le importa, ergo son lo que la industria hace y permite que sean, y no vice-versa, que es como comenzó todo. La música 2.0 será otra cosa, más parecido a los tiempos del Blues y el Rock & Roll. Un nuevo comienzo, desde casi cero, desde artistas que no solamente no están en la radio y TV, si no que ni ven la radio y la TV, o sea no están ni ahí con esos medios tradicionales, mientras leen feeds RSS, hablan por Twitter y fabrican en casa sus propios discos y video clips, sin pedirle permiso a nadie.

Mientras, el problema intrínsico a las grandes corporaciones -y por lo tanto a los grandes sellos discográficos- es que sus directivos no son nativos digitales si no extranjeros digitales, son gente que aún ve tele, que aún cree en la publicidad invasiva, en los rankings, en la payola. Y si es que se dan cuenta de cómo están perdiendo todo su poder, no tiene una pista acerca del por qué.

The revolution will not be televised.
The revolution is now.
Restart.

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